En las dependencias de la Prefectura de Esmeraldas, en el centro de la ciudad, la actividad fue nula este jueves 14 de septiembre de 2023. La calle 10 de Agosto, donde se encuentra la puerta principal de la institución, continúa vallada desde la avenida Malecón hasta la Bolívar y seis policías custodian la parte frontal del edificio, donde están las oficinas.

Un guardia privado, armado y con chaleco antibalas, custodiaba la fachada del edificio y abordaba a quienes pasaban cerca y consideraban sospechosos, denotando un estado de alerta permanente.

“La disposición es estar atentos, en alerta permanente y ante cualquier novedad dar aviso inmediato a la Policía”, aseguró el celador a EXTRA.

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Esto ocurre luego del asesinato del operador de maquinaria pesada Ridder Javier Loor Gruezo, la mañana del miércoles 13 de septiembre, cuando se dirigía al taller de mantenimiento mecánico, en San Mateo. Loor iba con otros dos compañeros y sujetos en motocicletas los interceptaron y les dispararon.

Debido a la muerte del trabajador, en la institución declararon duelo y suspendieron las actividades los días jueves 14 y viernes 15 de septiembre, con excepción de las cuadrillas que trabajan en sitios donde hay emergencias viales.

El taller de mantenimiento mecánico de San Mateo también permanece custodiado por policías y la mañana de este jueves nadie asistió a laborar. “Todo está suspendido hasta el lunes, la disposición es mantener cerrado el taller”, aseguró un guardia de seguridad del canchón.

El velatorio de Ridder se realiza desde la noche del miércoles 13 de septiembre en la casa de su familia, en el centro de Esmeraldas. Su sepelio está previsto que se realice este viernes 15 de septiembre, en el cementerio general de la ciudad.

Amigos y familiares han rechazado categóricamente la inesperada muerte de Ridder en manos de supuestos sicarios.

“Mataron a una persona buena que solo buscaba el sustento para su familia. Siempre estarás en mis mejores recuerdos de infancia y adolescencia”, dijo Bertha Cabezas, amiga de Ridder. Otros conocidos también resaltaron las cualidades del occiso.

‘Carmen’ (nombre protegido) trabaja en la Prefectura y desde hace un mes, cuando empezaron las amenazas contra la prefecta Roberta Zambrano y empleados de la institución, ella dejó de utilizar el uniforme o prenda que la identifique como personal de la entidad.

“Dejé de ir incluso en el bus que hace el recorrido a los trabajadores porque había rumores de que le iban a colocar una bomba”, aseguró la mujer.

Situación similar vive Ramón (nombre protegido), chofer de una volqueta del equipo caminero de la Prefectura. A él, su familia le ha dicho que renuncie. (LCh)

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