El último deseo del sacerdote suizo Pierluigi Carletti, conocido cariñosamente como Padre Chicho, se cumplió. Desde hace años él había dejado saber su voluntad de que, al morir, lo sepultaran en Santa Elena, y así lo cumplieron.

“Se quedará con nosotros para siempre, como él quiso. Ahora será nuestro ángel en el cielo”, dijo consternada Magali Lainez, una de las tantas personas que acudieron a despedirlo.

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Al mediodía de este miércoles 24 de julio de 2024, luego de la misa de cuerpo presente realizada en la Catedral, los restos de Pierluigi Carletti fueron llevados en caravana y depositados en un cementerio particular.

El catequista Robert Alvarado, quien estuvo cerca del Padre Chicho durante los diez años que laboró en La Libertad, dijo que el mejor homenaje que le puede hacer el Municipio sería ponerle su nombre a una calle. “En estos días se está poniendo nuevas nomenclaturas a las avenidas, esperamos que una de estas arterias lleve el nombre del Padre Chicho, por todo lo que él hizo en el cantón”.

Las personas que en La Libertad estuvieron cerca del sacerdote nunca lo olvidarán por su humildad.  “Fue un hombre muy sencillo. Si tenía que trabajar ayudando a los albañiles en la construcción o arreglo de una iglesia, lo hacía sin problemas”, recordó Carlos Chiquito. 

También recordaron la anécdota de su apelativo. El religioso contó a unos feligreses porqué adoptó el nombre de Padre Chicho. Según les dijo, cuando llegó a Ecuador, a las personas se les hacía difícil pronunciar su nombre, y como él tenía un gato al que llamó Chicho, entonces  dijo que lo llamen como al gato.

La obra evangelizadora y de ayuda social que emprendió Pierluigi Carletti en Ecuador dejó huellas en Quito, Guayaquil y en la Península en donde murió debido a una enfermedad que padeció. (JL)

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