Johanna Zatizabal estuvo a punto de declinar su participación en el concurso de disfraces para cangrejos, el cual se realizó el fin de semana pasado en la parroquia Sálima (Muisne, Esmeraldas), en el marco del primer Festival del Cangrejo Azul.

Esta muisneña había decidido disfrazar dos cangrejos de parejas de novios, con vestido blanco, velo y esmoquin, pero como por la veda no podía capturar cangrejos hembras, su participación estaba en riesgo, lo cual la desilusionó.

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Por un momento pensó en disfrazar de novia a un cangrejo macho, pero sus amigos le dijeron que eso podía hacer que el jurado le baje puntos, lo cual la desilusionó mucho más.

Pero la solución llegó mientras conversaba con un policía que sirve en Sálima. Bromeando, Johanna le dijo al uniformado que iba a disfrazar al cangrejo de policía y así fue.

El policía le obsequió un pantalón y una camisa de su uniforme que ya no utilizaba y con eso confeccionó el curioso disfraz que le permitió quedarse con el primer lugar, por delante del cangrejo marinero y el cangrejo marimbero, los otros dos participantes.

“Primero recorté la tela y le hice la forma de las patitas pequeñas y en las patas grandes le hice una forma como de guante para que no muerda a quienes iban a estar en la feria”, contó Zatizabal.

En el carapacho también lo cubrió con tela y encima le colocó la palabra “Policía” con letras blancas. “Escogí un cangrejo grande que me costó 4 dólares, para armar el traje tuvimos que tomarle las medidas, tal como se hace para cocer una camisa o un pantalón a una persona”, aseguró la creadora de este curioso disfraz.

Pero como al Johanna no le gustan las cosas sencillas y siempre explota su creatividad, elaboró una maqueta donde le dio forma a un pequeño manglar y al río que atraviesa la parroquia Sálima. También hizo una representación de las cuevas en las que vive los cangrejos, para lo cual utilizó lodo del patio de su casa.

En total, la elaboración del traje y de la maquete le tomó tres días, asegura la muisneña. Todo lo hizo sola porque la gente, sus amigos y familiares le decían que era una locura lo que estaba haciendo. Todo salió de su mente y creatividad.

Pero eso no fue todo. A la maqueta Johanna le incluyó un mensaje: “Hola soy el cangrejo policía los invito a cuidar los manglares, así como yo cuido a mis hermanos en tiempos de veda”. Además, le otorgó el rango de coronel.

Con este mensaje, Johanna quiso enseñarles a los habitantes de Sálima y de otras ciudades a unirse y cuidar la naturaleza, principalmente a los manglares y a los cangrejos. “Debemos cuidar nosotros mismos nuestras especies porque si no lo hacemos, nos quedaremos sin esos frutos del manglar”, analiza Johanna.

Vestir al cangrejo fue el momento más complicado porque debía hacerlo con cuidado para que no se le arranquen las patas al cangrejo. Para eso, Johanna contó con la ayuda de su esposo.

Y así fue como con dedicación y perseverancia logró el primer lugar, pero sobre todo cumplió con el objetivo de llegar con un mensaje de conservación ambiental a través de este peculiar disfraz que lució el crustáceo.

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