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Día de Difuntos en Ecuador: Historias y tradiciones de las familias ecuatorianas
En diversas localidades ecuatorianas cumplieron con rituales para recordar a parientes fallecidos, hubo negocios y concursos
Dennis Borbor acudió temprano a visitar las tumbas de sus padres en el cementerio general de La Libertad, en la provincia de Santa Elena. Reside en Guayaquil, pero cada año, por el Día de Difuntos acude a la Península de donde es originaria para dedicarle un tiempo a sus seres queridos que fallecieron hace más de una década.
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“Mi madre Gloria Beltrán murió primero y luego mi padre Luis Borbor no soportó la pena y meses después también falleció. Creemos que mi mami se lo llevó para no dejarlo solo en este mundo”, contó Dennis, mientras un grupo de obreros municipales pintaron los nichos y retiraba la maleza y basura.
Llevan dulces para niños
En las comunidades de Santa Elena, se consagra el 1 de noviembre a los fallecidos menores de edad, por eso algunas madres acudieron con dulces o golosinas a las tumbas de sus pequeños.
Al pie del cementerio de la parroquia Manglaralto, al norte de la Península, las mujeres colocaron una enorme mesa con diversos alimentos. También colocaron botellas de licor y cervezas. “A los muertitos también les gustaba tomarse sus traguitos (licores) y hay que ponerle de todo para que estén contentos”, señaló Carmen Zambrano.
Fecha para reencuentro familiar y negocios
En Riobamba, Chimborazo el feriado se vive a través de tradiciones arraigadas en la memoria colectiva, como de las familias que elaboran pan en horno de leña y la colada morada. Las autoridades han organizado ferias de emprendimientos, y reminiscencias de tradiciones y leyendas del Cementerio General, como parte de las ofertas para locales y visitantes.
El primer día de noviembre, Día de Todos los Santos, hubo una feria de emprendimientos y una ruta para recorrer diferentes puestos que ofrecen colada morada y guaguas de pan en los alrededores del Cementerio General. Varias calles fueron cerradas.
Anita Lema comentó: “Todos vivimos ya en Quito, pero aprovechamos esta fecha para el reencuentro familiar, hacer el pan y visitar la tumba de mis padres”.
Por la noche, el Animero, tradición que sobrevive en los pueblos andinos de la Sierra Central, se manifestó a través de un hombre vestido de blanco que, como penitencia, recorre las calles y reza por las almas que todavía purgan alguna pena en este mundo. Su ritual fue recreado en Riobamba. La caminata comenzó a las 19:00 desde el emblemático Teatro León y recorrió el centro histórico, la calle España, que, por tradición, es por donde llevan los difuntos hasta su última morada.
Talento y creatividad con las guaguas
Ambato, Tungurahua, se viste de fiesta con el concurso de guaguas de pan y colada morada, evento que se lleva a cabo del 31 de octubre al 4 de noviembre Y, reúne a panaderos y artesanos de la zona, quienes muestran su creatividad y destreza en la elaboración de los productos.
En este evento, además de las guaguas de pan, se elige a personajes icónicos, como el Rey Colada Morada y las Señoritas Guaguas de Pan y Cuchara de Palo. Este año, Estela Jerez, talentosa artesana oriunda de Picaihua, presentó una familia de guaguas inspiradas en las tradiciones de Salasaka.
Limpiaron moradas eternas
Decenas de personas se dieron cita en el Cementerio Patrimonial de Cuenca, Azuay, para rendir homenaje y recordar la memoria de sus muertos. Llegaron con escobas, recogedores y trapos para dejar todo listo para que el Día de los Difuntos y sus seres amados reciban el homenaje.
Pero este fecha no es solamente el homenaje a quienes ya no están. Fuera de las paredes blancas del cementerio se activa el comercio. María Torres, con carpa, sillas, canastas, cocina y varias canecas de colada se ubica junto a la puerta del cementerio y ofrece colada morada desde hace 12 años.
Preparan receta de tradición familiar
En Loja, el Día de los Difuntos se vive no solo en el recuerdo de los seres queridos, sino también en los sabores únicos de la colada morada y las guaguas de pan.
Rosa Japón, quien de niña aprendió el arte de preparar la colada morada, participa anualmente en el Festival de Colada Morada en esta ciudad. Para ella, esta tradición va más allá de la cocina: es un acto de memoria y respeto hacia sus ancestros.
“Desde pequeña ayudaba a mi mamá, y hasta hoy sigo con esta tradición familiar”, comenta Rosa, quien lleva más de 40 años de experiencia en la elaboración de esta bebida que gusta a muchos comensales, en esta temporada.
Además de la bebida, Rosa también elabora las tradicionales guaguas de pan, figuras de masa que recuerdan el alma de los difuntos. Algunas están decoradas con glaseados de azúcar y rellenas de sabores como guayaba, chocolate o dulce de leche, especialmente para atraer a los niños.
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