Su devoción a la Virgen del Rosario de Agua Santa en Baños, provincia de Tungurahua, es profunda. Por ello, José Rincón, quien habita en Lago Agrio, se toma el tiempo para acudir hasta la basílica de esta advocación en la población tungurahuense.

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“Conozco la bondad de la Virgen. Me ha ayudado mucho a sostener a mi hogar y en la salud de la familia, y por eso la vengo a visitar”, comentó el feligrés mientras encendía una vela azul, símbolo de salud.

Encender una vela ante la representación es una de las mayores tradiciones con las que los creyentes reflejan su fe en la Madre Celestial, venerada en Baños.

Así como José Rincón, muchos otros devotos también viajan largas distancias para llegar hasta la basílica, realizar sus plegarias, agradecer y encender velas por algún motivo.

Julia Tamayo, quien lleva 45 años vendiendo velas fuera del templo, explica que cada una, según el color, tiene un significado. “Por ejemplo, la morada y la rosada son para pedir por los estudios, y la blanca es para agradecer. A quienes no conocen el significado, los orientamos”, aclara.

Luz María Cortés, en su primera visita a Baños, subió con una vela blanca para encenderla en agradecimiento a la Virgen por haber protegido a su familia. “Este lugar es especial. Aquí se siente la protección de la Virgen”, comentó.

A la Virgen del Rosario se la considera la protectora de la familia. Durante los diferentes períodos eruptivos del volcán Tungurahua, los devotos acuden a ella buscando su amparo.

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Cada año, y en octubre especialmente, tiempo dedicado al rezo del Rosario, miles de feligreses se acercan a este santuario para depositar sus esperanzas en los favores que piden y admirar la impresionante edificación de arquitectura gótica.

“En octubre celebramos la fiesta patronal de la Virgen, en diciembre el aniversario del cantón, y en Semana Santa recibimos a los peregrinos que vienen desde Ambato en una tradición de más de medio siglo”, señala Marlon Guevara, alcalde de Baños.

Durante todo el mes se realizan peregrinaciones con la imagen de la Virgen a las diferentes parroquias para que acudan las familias, jornadas de devoción que se mantendrán hasta este jueves 31 de octubre, cuando finalicen las festividades en honor a quien fue declarada “patrona principal de las misiones del oriente ecuatoriano” por el Papa Pío XII en 1957.

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