Multitudinarias marchas se llevaron a cabo el pasado 9 de Octubre, tanto en la capital de la República como en el Puerto Principal, demostrando fehacientemente el deseo popular mayoritario de terminar con los actos vandálicos que, en todas las ciudades de la nación, han causado tanto daño luego de las fechorías de delincuentes infiltrados que, aprovechando las actitudes de protesta, asaltaron, destruyeron y se apropiaron de lo ajeno, sobre todo en varios locales comerciales que fueron saqueados.

Estas manifestaciones populares demostraron, a las claras, no solo que el deseo de la gran mayoría es mantener la paz a toda costa, sino también que elementos claramente identificados con correístas y con determinados sectores políticos que hasta hace pocos años manejaron el poder, están interesados en provocar la violencia para, de este modo, desestabilizar al régimen actual, pidiendo incluso la destitución del Primer Mandatario.

Ojalá que lo más pronto se lleve a cabo el diálogo que piden tanto los sectores indígenas como las centrales sindicales para poner en claro la situación, y terminar así con los pretextos que se toman los anarquistas para causar el malestar nacional.