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Opinión

Revelaciones y confesiones

Los 6 meses de la Presidencia de la República de Lenín Moreno han estado encarados más en lo político que en lo económico. El proyecto de reactivación económica, que no tiene nada de positivo, es la evidencia más palpable, y debe vetarse.

El juicio al vicepresidente Glas, la división de los verde flex; el regreso desatinado de Correa; la convocatoria por decreto a la consulta; han contribuido a dañar el ambiente y crear incertidumbre interna y externamente.

El país se encuentra ahora envuelto en acontecimientos que no dan la tranquilidad ni la estabilidad que se necesita. Y sigue brotando corrupción.

Las confesiones de Eduardo Mangas, extranjero que ocupa nada menos que la Secretaría de la Presidencia de la República, han desatado una tormenta que ha puesto en duda la elección presidencial de Moreno. Indica que se perdió en la primera y en la segunda vuelta, aseveración muy grave que debe ser motivo de la correspondiente aclaración.

Por otro lado, se da a entender por el vocero presidencial, que la lucha contra la corrupción podría estar también en tela de duda, no obstante, el reconocimiento al saqueo en la década ganada.

El diálogo impulsado por Lenín Moreno desde el día de su posesión parece no ser muy claro; se dialoga, pero no se cede. Se puso en evidencia con las fallidas mesas con los sectores de la producción.

El ambiente político se ha vuelto conflictivo. La consulta popular del próximo 4 de febrero se ve peligrosamente distante. Mientras tanto, a Lenín hay que dejarlo gobernar con la tranquilidad que se requiere en estos momentos.