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Opinión
Editorial: Basta ya de promesas vacías
En el país que anhelamos, uno más seguro, justo y próspero, las necesidades de la población no deben seguir siendo solo promesas vacías
En un mejor país, con verdaderos líderes, no deberíamos tener que lamentar la desaparición de cuatro menores de edad a manos de militares, cuyos cuerpos fueron hallados de manera trágica. Esto, lamentablemente, no debería ocurrir. Este y otros tantos abusos han llevado a Ecuador a un nivel de miseria y deshumanización.
El pueblo no debería seguir llorando víctimas colaterales de la violencia criminal, ni vivir con el miedo constante de un ataque terrorista, extorsiones o secuestros. Tampoco debería estar rogando por servicios públicos de calidad, ni los jubilados por atención médica y el suministro de fármacos. Mucho menos debería estar pidiendo justicia, empleo, servicios eficientes, atención oportuna, trámites ágiles, carreteras, hospitales y centros educativos en condiciones adecuadas. Estas son solo algunas de las necesidades básicas para mejorar la calidad de vida que aún siguen siendo un lujo para muchos.
Es necesario reflexionar sobre el verdadero propósito de la política y la gobernanza. El bienestar de la sociedad no debe ser postergado. En el país que anhelamos, uno más seguro, justo y próspero, las necesidades de la población no deben seguir siendo solo promesas vacías, sino convertirse en realidades palpables.