No cabe duda de que los ecuatorianos estamos viviendo ahora un ambiente de tranquilidad y de optimismo, luego del triunfo electoral de Guillermo Lasso Mendoza, nuevo presidente electo. Aunque por otra parte persiste la temible ola de contagios de COVID-19, con sus nuevas cepas, sin señales de ser controlado y menos aún de desaparecer. Y eso, en buena parte, por culpa de miles de compatriotas que persisten en irrespetar los terminantes controles dictados al respecto, porque así es la indisciplina ciudadana.

En cambio, desde la mañana del mismísimo lunes 12 se está respirando la ilusión de un mundo mejor para los ecuatorianos, gracias al resultado definitivo de los recientes comicios presidenciales. Incluso, el candidato perdedor, Andrés Arauz, tuvo el gesto caballeroso de llamar al nuevo presidente electo para felicitarlo.

Además, el expresidente Rafael Correa declaró a la prensa internacional: “Vamos a dar gobernabilidad a Guillermo Lasso, todo en beneficio de la comunidad ecuatoriana”.

Por otra parte, y siguiendo con su campaña contra la delincuencia en todos los ámbitos oficiales, la fiscal general Diana Salazar ordenó la captura de varios altos funcionarios del gobierno, empezando por el contralor Pablo Celi, quien reemplazó a Carlos Pólit, ahora prófugo de la justicia y condenado a varios años de cárcel y a devolver los fondos públicos robados, como ya es de conocimiento público.