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Opinión

Llamémosle “Otto” y evitémonos problemas...

En pocos días ocurrió el primer caso de nuestra historia política en que llegue a tener el mismo presidente tres “vices” en año y medio de mandato. Atrás quedaron Jorge Glas, ahora en la cárcel, y la Vicuña, quien renunció ante las acusaciones de los “diezmos” que no le perdonó la Asamblea.

Ahora llega a las funciones que ejercieron, entre otros, Carlos Julio, Osvaldo, Gustavo y Alfredo, quienes tuvieron la oportunidad de mandar en Carondelet, un joven radiodifusor guayaco, quien ha causado problemas no precisamente por algún pasado raro, sino por lo “difícil” de pronunciar su apellido alemán. La propia presidenta de la Asamblea, Irina Cabezas, al dirigirse al nuevo Segundo Mandatario tuvo que acudir rápido a la ayuda de un asesor para que le pase un papelito en donde pudo leer el nombre de Otto Sonnenholzner (debiendo confesar este articulista que para escribir tuvo que acudir a un periódico y copiar el apellido letra por letra).

Consciente de esta dificultad el propio “Vice” pidió a asambleístas y ciudadanos todos del país que al referirse a él utilicen solo su facilísimo nombre de dos sílabas, Otto, que además nos recuerda los chistes que se hacen sobre ese dueto que lo completa Fritz.

Se lo llamará por su nombre igual que a los presidentes Durán-Ballén y Febres-Cordero se les decía, simplemente, Sixto o León. Mejor hubiera sido tener un apellido alemán más fácil como Bayer, Hitler, Trump, etc. Y no volverse un trabalenguas como Oppenheimer, Frankenstein o Eisenhower. (FCV)