Heredero de una crisis económica profunda que le dejó servida el gobierno anterior, el nuevo régimen se vio en la necesidad de enfrentar dicha crisis, dictando las medidas necesarias que pudieran solventarla.

Nadie quería, sin embargo, que se dictara un paquetazo, pero tampoco deseaba que soslayara la realidad. Una tarea tan difícil rebasaba la capacidad del actual frente económico, y las medidas dispuestas confirmaron esta realidad.

Desde que fueron conocidas, recibieron crítica generalizada, pero el ente económico en un primer momento no hizo rectificaciones. Enviadas a la Asamblea con el carácter de económico urgente, las medidas han sido criticadas desde todos los sectores legislativos, y finalmente han sido tan hondamente rectificadas, que ya casi nadie reconoce el texto original.

Ante fracaso tan rotundo, se esperaba la renuncia de los integrantes del frente económico, pero no hay indicios de que eso ocurra, aunque algún ministro con sensibilidad puede producir una crisis de Gabinete que daría la oportunidad al jefe de Estado para conformar un frente capaz de asumir su tarea con responsabilidad y con sentido de la realidad.

El país espera, y no se puede creer que el presidente no se halle de acuerdo con la actual circunstancia.