Hacer las cosas ‘por la izquierda’ parece ser la norma en este país. Lamentablemente, tanto el sistema como las personas parecen estar más dispuestas a seguir ese camino fácil, dejando la transparencia en un segundo plano. Los procesos de contratación pública transparentes en Ecuador son una excepción, y no hace falta mucho para darse cuenta de que son raros de encontrar.

Uno de los contratos más recientes, para instalar dos plantas termoeléctricas en Quevedo y Salitral, está causando mucha sospecha. Aprovechando que se firmaron bajo el estado de emergencia, se están tomando decisiones a la carrera, como si no hubiera tiempo para pensar bien. Está bien ser ágiles por la crisis energética, pero lo que no se vale es aprovechar esa urgencia para hacer negocios a costa del dinero y la confianza de todos los ecuatorianos.

El pueblo debe estar alerta y exigir respuestas claras a los responsables. No podemos dejarnos distraer por las peleas en redes sociales o por tonterías como los pantalones naranjas en Galápagos. Lo realmente importante está claro: la crisis energética, la inseguridad, la falta de empleo y los problemas en salud y educación. Eso es lo que debemos seguir discutiendo.

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