En todos los países del mundo, donde el fútbol sigue siendo el deporte de las multitudes, los partidos que más público atraen son los que protagonizan los equipos más populares de cada ciudad o país. En el caso de Guayaquil, son precisamente dos equipos del mismo barrio, el Astillero, los que al enfrentarse producen el ‘clásico’ que convoca multitudes y que, por supuesto, también enciende las pasiones de los aficionados de Barcelona o Emelec.

En algunos casos estas pasiones adquieren dimensiones violentas por la actitud de ciertos hinchas que no toman el deporte como una sana distracción, sino como una lucha mortal. Y se producen graves incidentes por los enfrentamientos entre partidarios adversos que a veces llegan a tener resultados letales. Los ‘hooligans’ ingleses fueron representantes de esta violencia que tanto daño hace al deporte.

Una teoría un tanto rara se ha presentado en la FEF cuando ciertos personajes que pasan por dirigentes han propuesto que se omita en los partidos ‘clásicos’ a los partidarios del equipo en cuyo estadio no se está jugando el encuentro. Así, el próximo partido de este tipo será en el Capwell y los hinchas toreros no podrían asistir.