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Editorial: A no bajar la guardia
10 de diciembre, 2020
Cuando estamos a pocas semanas para celebrar las fiestas de Navidad y fin de año, el Ministerio de Salud ha advertido que la transmisión comunitaria de la COVID-19 continúa.
Si bien por un lado se anuncia, para finales de enero, la llegada a nuestro país de las vacunas para combatir al virus; por otra parte, algunos compatriotas, a propósito de las compras navideñas, se aglomeran en centros comerciales, supermercados o en las veredas de sectores populares, sin las debidas medidas de bioseguridad. Ponen en riesgo sus vidas y las de sus familiares.
¿Qué hemos aprendido en estos diez meses de dolor, crisis y traumático confinamiento? Nada justifica que volvamos a las calles de forma irresponsable, creyendo que lograremos salvar nuestras vidas con la aplicación de la vacuna.
Nuestro aporte debe ir más allá de los dos metros de distancia o del frecuente lavado de manos. La planificación de actividades fuera del hogar es primordial para evitar exposición al virus y no llevarlo a casa.
Recordemos siempre, aunque sea como un golpe profundo en el corazón, los miles de ecuatorianos que murieron en sus viviendas, en las calles, en las salas de emergencia o puertas de los hospitales durante la época más crítica de la emergencia sanitaria.
¿Qué hemos aprendido en estos diez meses de dolor, crisis y traumático confinamiento? Nada justifica que volvamos a las calles de forma irresponsable, creyendo que lograremos salvar nuestras vidas con la aplicación de la vacuna.
Nuestro aporte debe ir más allá de los dos metros de distancia o del frecuente lavado de manos. La planificación de actividades fuera del hogar es primordial para evitar exposición al virus y no llevarlo a casa.
Recordemos siempre, aunque sea como un golpe profundo en el corazón, los miles de ecuatorianos que murieron en sus viviendas, en las calles, en las salas de emergencia o puertas de los hospitales durante la época más crítica de la emergencia sanitaria.