Con sus defectos y virtudes, hay algo que Correa, Lenin y Glas han sido incapaces de solucionar en los últimos diez años: hoy como en 2007, seis de cada diez personas no tienen un empleo digno en el Ecuador.

En el 2016 la situación empeoró: perdimos 341 mil empleos formales, los desempleados crecieron en más de 94 mil y los empleados “inadecuados” en más de 700 mil. En total, son casi 5 millones los ecuatorianos que hoy no cuentan con un trabajo estable. Un problema que no se resolverá si continuamos 4 años más con el actual modelo económico, por más que prometan cambiarle de “estilo” repatriando a Lenin Moreno y dejando en el puesto a Jorge Glas.

Los cambios deben ser de fondo para multiplicar nuevas fuentes de trabajo. ¿Cómo? Atrayendo inversión local y extranjera al sector privado, que genera 9 de cada 10 empleos en el país. Reduciendo impuestos para devolver dólares al bolsillo del ciudadano, de modo que el sueldo rinda más, baje el costo de la vida, haya más circulante y se dinamice el comercio. Simplificando trámites para crear una empresa en un día. Con capital semilla para emprendedores y crédito para el agro a bajas tasas de interés y largo plazo. Firmando acuerdos no solo con la Unión Europea, sino también con Estados Unidos, Asia y la Alianza del Pacífico para vender más en el mundo y traer más dólares al país.

Todo lo anterior es perfectamente posible. Solo se necesita una cosa: un compromiso auténtico de las autoridades por el empleo y el emprendimiento. Algo que en diez años no han demostrado ni Correa ni Lenin ni Glas. Y por tanto la única opción realista para lograrlo es decidirnos a votar por el cambio que anhela la amplia mayoría del Ecuador.

Ab. Héctor Yépez Martínez