Ahora estamos acostumbrados a ver de todo, sin embargo, a algunas personas aún nos cuesta hacernos a la idea de ver parejas con gran diferencia de edad. Hace unas cuántas generaciones no era difícil encontrarse con hombres que se habían casado con muchachas que tenían 15 o 20 años menos. Pero ¿qué pasa cuando la mujer tiene una década o más que el hombre? ¿Te sigue chocando a ti?

En el caso de ellos, son congratulados por haber podido conquistar a una jovencita fresca. Se les considera afortunados por tener a una joven del brazo, como muestra de su hombría. Ellos se sienten satisfechos y orgullosos porque así queda de manifiesto que aún son viriles.

Desgraciadamente, ocurre lo contrario cuando la mujer es bastante mayor que su pareja. El hombre, en lugar de despertar la admiración de los demás, es criticado y juzgado: “No sabes lo que haces, ya verás cuando pasen los años y la edad se note más”, etc. ¿Pero por qué ocurrirá esto? ¿Acaso no suele pasar que cuanto más mayores, menos se nota la diferencia de edad? ¿Pero, y qué más da si se nota o no? ¿No debería ser igualmente aceptado ese amor? ¿No es igual que cuando el hombre es bastante mayor que la mujer? ¿Por qué tenemos tantos prejuicios?...

La verdad es que al final no importa la edad: si es él o ella quien es mayor, si se conocieron jóvenes o ya maduritos... cuando alguien encuentra el amor, esa persona debe considerarse afortunada.

No hay nada más bonito que amar y ser amado, y cuando uno halla ese tesoro en otra persona sería de necios despreciar lo que ha encontrado simplemente porque la diferencia de edad es grande.

Al fin y al cabo, nuestros cuerpos envejecen, pero nuestras almas no lo saben. Recordemos que amar es compartir.