Andrés Ojeda ha vivido 15 días de angustia por la desaparición de su hermana Natalia y de la hija de ella. Es como si los rastros de ambas se hubieran borrado y no hay certezas de donde pudieran estar.

Eso hizo que la Fiscalía realizara un allanamiento a la casa de Manolo Álvarez, expareja de Natalia y padre de la niña. El motivo es que fueron vistas por última vez con él.

“Durante la intervención de la Fiscalía en el departamento de él (Manolo) no se hallaron indicios a través de las pruebas de luminol, lo cual en algo nos tranquiliza”, cuenta a EXTRA el pariente de las dos desaparecidas.

Los hechos

El caso se remonta hace un año y ocho meses, edad de la niñita y tiempo que Natalia y Manolo estuvieron separados. En diciembre, tuvieron nuevamente contacto y la mujer, de 31 años, fue a la casa del padre de su ex durante fin de año, en Salcedo, Cotopaxi.

Según Andrés, la chica y su hija habrían llegado desde esa ciudad a Quito a bordo de un taxi. “El conductor entró por el redondel de El Ciclista, pero dijo que no recordaba en qué parte de la ciudad las dejó”.

Por eso, dentro de las diligencias se ha pedido que el Sistema ECU-911 les facilite las imágenes de las cámaras del sector para conocer la ruta del taxista.

A decir del pariente de Natalia, tampoco se conoce el paradero del hombre, lo que ha generado mayores preocupaciones en la familia. Agregó que hubo supuestos maltratos psicológicos contra su ñaña, lo que habría motivado la separación de ambos.

Las diligencias realizadas

Andrés detalló que hasta el momento han dado la versión en la investigación su padre, el progenitor de Manuel y otras dos personas.

“Tenemos conocimiento de una señora que está inmiscuida en esta situación, por lo que hemos pedido formalmente que se haga la ‘explotación’ del teléfono de ella para tener mayores certezas”, refirió el pariente de las dos desaparecidas.

Lo mismo se solicitó para el celular del padre de Manolo.