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Uno de los vehículos que explotó tenía un tanque de gas en el interior.EXTRA

Bandas criminales le declaran la guerra a la policía de Esmeraldas

Cinco personas fueron detenidas para investigaciones por el estallido de dos carros bomba que no dejaron víctimas mortales.

Esmeraldas tiembla de terror. En las calles de la capital de la Provincia Verde se respira temor. Se murmuran los hechos violentos que a diario dejan víctimas mortales, pero nadie se atreve a señalar responsables. Es una guerra sangrienta y dolorosa.

La última noche de horror en esta ciudad empezó a las 18:00 de este miércoles 18 de mayo. A esa hora, de forma simultánea, fueron secuestrados dos conductores en distintos puntos de Esmeraldas. Los maniataron, los despojaron de sus vehículos y fueron trasladados en motocicletas a las afueras de la ciudad, donde después de una hora aproximadamente fueron abandonados.

Los carros sustraídos eran un Chevrolet Sail de color gris y un taxi amarillo. Los conductores no alertaron a la policía, tampoco pusieron una denuncia; recién dieron con ellos cuando se enteraron de que habían estallado en distintos sitios del centro de la capital provincial. Esa fue la información que pudo recabar la Policía Nacional minutos después de que dos vehículos explotaron la madrugada de este jueves.

La dramática escena, que aterrorizó a los esmeraldeños, sucedió en pleno estado de excepción que declaró el presidente Guillermo Lasso el 29 de abril pasado para controlar los altos índices de violencia en tres provincias, incluida Esmeraldas. Sin embargo, a las organizaciones criminales no los frena nada ni nadie.

“Supimos que los vehículos estaban desaparecidos por boca de los mismos conductores, nos enteramos después de las explosiones”, indicó Javier Buitrón, comandante de la Policía de Esmeraldas.

Uniformados aún investigan por qué los dueños de los carros fueron retenidos por los bandidos.EXTRA

Un pueblo fantasma

Según las primeras investigaciones, los responsables de las explosiones utilizaron material de alto impacto y colocaron cilindros de gas en los dos vehículos para que aumente la onda expansiva y la magnitud de la explosión.

Los estallidos de los carros bomba se registraron en las avenidas Cristóbal Colón, entre Batallón Montúfar y El Oro, frente a la unidad educativa Luis Vargas Torres. También en las calles Pedro Vicente Maldonado y Eugenio Espejo, entrada al barrio Santa Martha, en la ribera del río Esmeraldas.

Hay dos kilómetros de distancia entre ambas locaciones. Las detonaciones sucedieron al mismo tiempo.

“Es la primera vez que se ve este tipo de atentados terroristas en Esmeraldas utilizando coches bomba. Aquí ya no se puede vivir, muchos negocios están cerrando, la gente se está yendo a vivir a otros lados. A las seis de la tarde esto es un pueblo fantasma porque a la gente le da miedo andar en la calle y que lo asalten o lo maten”, relató una mujer que por temor no quiso identificarse. Ella reside a unos 300 metros de donde ocurrieron los estallidos.

Eran pasadas las 23:00 cuando la moradora escuchó una fuerte detonación que sacudió los vidrios de las ventanas de su casa y activó las alarmas de los carros del sector. Enseguida se asomó y vio que un automotor ardía en llamas. Minutos más tarde sucedieron dos explosiones más.

"Aquí ya no se puede vivir, muchos negocios están cerrando, la gente se está yendo a vivir a otros lados. A las seis de la tarde esto es un pueblo fantasma porque a la gente
le da miedo andar en la calle"
Moradora

Los expertos en explosivos de la Policía Nacional aseguraron que primero se accionaron los detonantes colocados en el vehículo, después estalló el tanque de combustible del automotor y al final el cilindro de gas.

La unidad especializada de la Policía realizó una detonación controlada en el barrio Las Malvinas. Los explosivos fueron encontrados en una de las casas allanadas en los operativos posteriores a los atentados.

Javier Buitrón, comandante de la Policía en Esmeraldas, mencionó que esto se trata de un claro mensaje del crimen organizado, dirigido a la ciudadanía y a su institución. “Ellos quieren demostrar su poder de destrucción. Estamos haciendo las indagaciones para dar con los responsables de este atentado”, dijo.

Los agentes recogieron indicios de los vehículos incinerados para determinar qué tipo de explosivo se utilizó.

Estaban ‘cargaditos’

Cinco ciudadanos fueron detenidos en diversos operativos y allanamientos: Leonardo T., de 43 años; Milton G., de 32; Juan C., de 20; Carlos T., de 20; y Paúl L. (25). Ninguno tiene antecedentes penales.

Además, las operaciones dejaron como indicios: 3 armas de fuego calibre 9 milímetros, 3 artefactos explosivos, 200 cartuchos 9 milímetros, vehículos reportados como robados, y 2 motos con alteraciones alfanuméricas.

La policía arrestó a cinco personas, de entre 20 y 43 años, como sospechosas.Cortesía

Preocupación por el hallazgo de tres artefactos explosivos

El comandante general de la Policía, Fausto Salinas, se refirió -desde Quito- a los hechos ocurridos en Esmeraldas. “En la noche y madrugada (de ayer) se realizaron operaciones tras incidentes en los que estaban comprometidos algunos ciudadanos. Estos, al parecer, habían sido retenidos por algún grupo delincuencial en sus vehículos. Posteriormente hubo la detonación con explosivos de estos carros: en el caso de uno estalló tanto un tanque de gas como la carga explosiva; en el otro únicamente la carga explosiva”.

Las unidades policiales tuvieron una reacción inmediata. La primera unidad que llegó, llamada Flecha, enfrentó ataques con explosivos y armas de fuego. Pero repelieron a aquellas personas y posteriormente se logró realizar tanto la captura de cinco sujetos como la retención de algunas evidencias. Y luego hubo allanamientos.

Los arrestados tienen entre 20 y 43 años. Entre los indicios, además de los dos carros incinerados, hubo una camioneta y un jeep reportados como robados, dos motocicletas y armamento. Lo que más preocupó a Salinas fue el hallazgo de tres artefactos explosivos, los cuales fueron detonados por las unidades del Grupo de Intervención y Rescate (GIR).

Añadió que este acto sucedido fue un “sabotaje de vehículo”. Y, por otro lado, Salinas recordó que en la ciudad tenían un promedio de 1,55 muertes diarias; sin embargo, con el estado de excepción ese número bajó a 1. “Sí hay un porcentaje de reducción”, concluyó.