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Scarlett Córdova, a los 18 años, llegó a Guayaquil para estudiar actuación.Christian Vinueza

Scarlett Córdova: “Me aman o me odian, no hay punto medio"

Scarlett Córdova siempre tuvo claro que quería ser actriz, pero además la vida la convirtió en influencer

La primera cámara para la que actuó fue la de su mamá. Era 1998 y con solo 4 años Scarlett Córdova Ortiz empezó a forjar su destino sin siquiera darse cuenta. Su pasión por la actuación creció mirando las telenovelas que su abuelita devoraba y, a pesar de las preocupaciones y prejuicios que rodean al medio artístico, decidió estudiar actuación en su adolescencia.

Por eso, a los 18 años, dejó atrás su natal Pasaje, El Oro, para dirigirse a Guayaquil en busca de sus sueños, ¡sin saber que la vida le tenía reservado ser una estrella de las redes sociales!

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Apoyo decisivo

“Mi mamá me filmaba en la vida cotidiana, me esmeraba y le metía un poco de actuación. Con una diadema como micrófono inalámbrico cantaba y bailaba, armaba mi propio vestuario y soñaba que era una gran artista”, recuerda.

La decisión de su madre de respaldarla le abrió las puertas al mundo del teatro, ya que ingresó a estudiar actuación y dirección escénica en el ITV. ¡Y como si el destino estuviera esperándola, su profesora Nitsy Grau la dirigió y le hizo su primer casting!

Con 19 años, Scarlett debutó profesionalmente en ‘Medardo, la película’ que gira en torno a la vida del poeta Medardo Ángel Silva.

“En el 2015 me gradué, continué haciendo teatro, pero en el 2017 empecé a explorar más las redes sociales, descubrí que el mundo digital me abría a la posibilidad de crear personajes a través de filtros y memes. Así comencé a crear contenido sin imaginar que iba a llegar a ser una influencer”.

Scarlett Córdova ha actuado en teatro y series de televisión, pero su gran anhelo es ser parte de las producciones de Netflix.Christian Vinueza

¡La rompe!

Con 197 mil seguidores en Instagram y 500 mil en TikTok, la actriz confiesa que al inicio lo hizo por diversión, por distraer a los pocos ‘panas’ que para entonces la seguían. Con dos amigos creó el canal Chifle Machine en YouTube, donde, para su asombro, las canciones Soy aniñada y Soy de Sauces se viralizaron.

“Lo tomé en serio, las marcas empezaron a pautar y se convirtió en un oficio formal. Además, me permitía actuar, estaba haciendo lo que me gusta y ganando dinero. Hoy en día, mi trabajo principal son las redes sociales”, afirma.

A medida que fue creciendo en ese medio fue evolucionando como persona. Con su comunidad digital compartía aspectos de su vida, del cuidado personal, el amor propio y a mostrarse normal, sin poses ni los estereotipos de belleza que se exigen a las mujeres.

De forma real

“En el mundo artístico se cree que debemos ser perfectos, pero me muestro real, hablando de cuánto me costó poder llevarme con mi propio cuerpo, porque al inicio sentí mucha presión por ser ese ideal de mujer perfecta, flaca, alta, rubia, casi que europea. Entendí que soy latina y poco a poco he ido reconstruyendo esas ideas”.

Scarlett va más allá y admite que desde hace algunos años toma terapia psicológica, lo cual le ha ayudado para crecer personalmente y tener mejores relaciones, porque en su medio se mete en el mismo saco a la gente famosa con la gente exitosa.

La gente se vuelve famosa cuando hace una payasada o una cagada en las redes, pero ser exitosa haciendo lo que se ama conlleva mucha disciplina. A mí me ha tocado demostrarlo con acciones y mi trabajo habla por sí solo. A los artistas nos tienen como bohemios, inestables, creen que llevamos una vida descontrolada y no es así”.

Nuevos aires

Y para predicar con el ejemplo, Scarlett creó una colección de trajes de baño para cuerpos reales, que lanzó un mes antes de la pandemia de marzo del 2020, y aunque la luchó todos estos años, finalmente la dejó en 2022 cuando se fue a vivir a Colombia. Se desconectó de su marca y del país para darle paso a la actriz, por lo que contactó un manager allá, empezó cursos de cine, teatro y acento neutro, se pulió como actriz hasta que llegaron los casting en los canales colombianos.

“Este año también me fui a México, pero justo en abril me llamaron de TC Televisión para esta temporada de Soy el mejor. Estaba en Televisa cuando recibí la llamada, y como me gusta bailar, lo acepté, porque en mi pueblo nunca pude tomar clases de ballet y siempre tuve ese bichito”.

Al día siguiente tomó un vuelo y se incorporó al programa de baile en el que pudo realizar otro de sus anhelos como artista y, además, encontró el amor en el bailarín Christian Freire.

Estuvo siete meses en el reality, hasta hace poco que la inquieta actriz decidió que era suficiente. Tenía que cerrar el ciclo porque al dedicarse de lleno al baile, estaba perdiendo a la Scarlett influencer.

“Estos son meses fuertes de campañas publicitarias en redes, cerré ese ciclo para retomar y devolverme a mi mundo digital. A mí la vida me hizo influencer, jamás lo pensé, fue una casualidad, pero requiere de una gran responsabilidad, conmigo no hay puntos medios, o me amas o me odias por mi contenido”.

Amor a distancia

Con Christian Freire al momento mantiene una relación a distancia, ya que el bailarín también salió de Soy el mejor y viajó a Panamá por un contrato de trabajo.

“Yo fui a bailar, no con la intención de enamorarme, pero nació el amor y quisimos darnos una oportunidad, formar una relación seria, sana, desde el amor y el respeto. A mí me encanta viajar así que ya le dije que puedo ir a verlo”.

Mientras tanto, Scarlett Córdova sigue inmersa en su actividad digital y prepara un podcast que será producido por Michela Pincay. Además, alista su retorno al teatro en una obra que está gestando junto a otros dos actores.

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