Para el productor de moda y belleza Edisson Guerrero, cada año el país envía mujeres bellas al concurso Miss Universo, pero “siempre les hace falta algo”. Esto, luego de que la actual Miss Ecuador Leyla Espinoza no triunfara en Florida, Estados Unidos, el pasado domingo.

Pero... Virginia Limongi, Miss Ecuador 2018, explica que siempre se cae en el error de decir que a la chica le hizo falta algo cuando no es así, desmereciendo el esfuerzo de la candidata.

Desde 1955, el país participa en este concurso, pero solamente en tres ocasiones se ha estado cerca del triunfo. En 1981 Lucía Vinueza Urjelles ingresó al top 12. En 2004 María Susana Rivadeneira fue semifinalista, pero no fue hasta 2013 que Constanza Báez Jalil quedó como segunda finalista.

“Unas tienen belleza física, pero con falta de preparación intelectual y viceversa. Creo que lo que nos falta para clasificar es entender que el concurso no cumple sueños, sino te da la oportunidad de cambiar tu vida y empoderar la posición de las mujeres en la sociedad dando una voz y una plataforma para inspirar”, argumenta Eddison a EXTRA.

Sin embargo, el diseñador de moda Nino Touma no cree que haga falta preparación, sino recursos económicos e incentivos por parte de las autoridades y empresas.

“La candidata que viaja, lo hace con recursos propios (...) ella no es parte de las decisiones del país, no es la que ilumina al país. Tenemos a una Miss Colombia que la apoyan las empresas y el presidente. En definitiva, es tema de recursos y mucho dinero”, dice Touma.

LA CULPA NO ES DE LA CHICA

Dice Limongi que “año a año nos damos cuenta de que no hay un prototipo de belleza porque siempre gana diferente cultura, pensamiento y físico (...) debemos nombrar a la Miss Ecuador como embajadora del turismo y que tenga una exposición más grande en el país. Yo piso el Miss Universo y dejo de ser Virginia y soy Ecuador. Debemos verla como los otros países la ven, como embajadora”.

También recalca el apoyo de las empresas y el hecho de que le brinden regalos o detalles especiales para compartir con las otras candidatas, como las flores ambateñas.

En el caso de Jéssica Núñez, candidata a Miss Universo 1990, revela que ella se presentó sin preparación, porque en ese tiempo no se brindaba asesoramiento. Recuerda que las concursantes iban con sus equipos de trabajo, algo que no tuvo en aquel entonces.

“Creo que si me hubiese preparado, podría haber hecho más, pero fue una experiencia muy bonita y llena de responsabilidad”, finaliza.