La historia vertiginosa de Laura Bonilla va de una infancia solitaria en medio de una familia numerosa, hasta su explosiva incursión en la esfera mediática. Por doce años fue azafata de dos aerolíneas, pero luego levantó el vuelo y llegó a conducir un programa radial erótico, creó su propio contenido para adultos en OnlyFans y finalmente ‘aterrizó’ como panelista de farándula en un programa online.

Con 38 años, aunque no los aparenta, Laura Bonilla Zapata siguió los pasos de su hermana mayor, quien era azafata, estudió inglés y se preparó para esa actividad. Su vida transcurría entre las nubes, pero llegó la pandemia y le tocó ver cómo su mundo se derrumbaba.

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Su vida dio un giro inesperado cuando la aerolínea en la que trabajaba cerró. Pasado poco tiempo, el encierro por la pandemia la guardó en su casa, mientras veía cómo el billete de la liquidación se le iba terminando.

“Esa fue una época de mucho desempleo, mucha carencia económica, pero también mucha innovación y la gente empezó a ingeniárselas para ganar dinero. Llegó la moda de hacer ‘en vivos’ y me quedé enganchada con un programa erótico radial que se transmitía en Instagram”, recuerda.

Afirma que hablar de sexo se le hace muy normal, es por eso que empezó a interactuar con dicho espacio nocturno y hasta lo llegó a esperar con ansias, ya que terminó siendo su compañía ante la imposibilidad de salir de casa.

“Por esas cosas de la vida me invitaron a hacer una prueba porque les gustó la chispa con la que les respondía. Estuve a prueba una semana y me quedé junto a la conductora, que era Belén Alvarado, La Roja, por dos años”.

A raíz de eso abrió su cuenta de OnlyFans y empezó a hacer contenido para adultos. “Andaba ‘chira’ y buscaba qué más hacer. Lo importante, más que tener buen cuerpo, es hacerlo con personalidad, porque todo tiene sus consecuencias”.

A pesar de irse por la línea triple X, confiesa que si en algún momento la quieren señalar o juzgar, no le afectará porque gracias a eso pudo pagar sus deudas, llenar la refrigeradora y pagar los estudios de su hija.

“Sé que se ha filtrado un video mío que lo venden en la Bahía, pero no tengo nada de qué avergonzarme, porque no le hice daño a nadie”, señala.

Actualmente, ya no está tan activa en su cuenta e incluso ha decidido cerrarla, pero sus seguidores le dicen que no lo haga. “Siento que ya les di todo, ya vieron todo de mí, ¿qué más les puedo dar? Ya no dispongo del tiempo para producirme y estar grabando”, aclara.

Por ese motivo, dice que al principio fue muy criticada por su entorno.

“Mis amigas me decían que era de lo peor, que cómo podía hacer eso, pero un año después estaban preguntándome cómo podían hacer ellas también un OnlyFans y hasta me pedían un tutorial. El mundo da vueltas, no se puede juzgar a las personas porque les parezca escandaloso lo que hacen”.

Los señalamientos también vinieron de su familia. Cuenta que siempre fue la engreída de su mamá, lo que generó diversas pasiones entre los hermanos.

“Soy la quinta de mis hermanos y con el anterior a mí tenemos una diferencia de 10 años, no tenemos nada en común. Crecí en una familia numerosa, pero mi infancia siempre fue solitaria”.

Llegó al punto de ser la oveja negra de la familia y de contar con muchos detractores, aunque también tiene por ahí su propia barra, aunque es mínima.

Tras salir de la radio, Laura fue invitada por Arturo Alvarado, conocido como el DJ El Marciano, a trabajar en su canal de YouTube, lo que le permitió empezar a codearse con la farándula.

“Con él aprendí mucho. Hacíamos cobertura de los conciertos, entrevistas y comentarios dentro de la revista que él maneja en su canal. Así fue que conocí al reportero Luis Jaramillo Ampuero, que me invitó a participar en un nuevo proyecto online con él”.

El programa era ‘Viralizados’ y la decisión de cambiarse a otro medio le costó enemistarse con El Marciano. La relación se resquebrajó y, para rematar, el proyecto de Jaramillo Ampuero finalmente no salió. Sin embargo, cuando pensó que se había quedado sin pan ni pedazo, la productora Niurca Moncayo la invitó, ya no a un segmento, sino a ser parte del programa como panelista.

“Definitivamente hay muchos ángeles alrededor de mí que me van abriendo camino. Hay gente que estudia para hacer eso y a mí se me dio la oportunidad. Es mucha generosidad del universo y de la gente que creyó en mí”, asegura.

Su frontalidad y comentarios acertados le han permitido destacar en dicho ciclo, del que admite era asidua seguidora y hasta llegó a desear estar ahí. Lo decretó y se le cumplió. Por eso dice que analiza cada una de sus palabras y no por generar contenido ofende e insulta a los demás.

“Me apasiono cuando veo injusticias, como el caso de la presentadora que recién estuvo en un lío porque el marido le puso los cachos, tachando de indecente a otra mujer. Se olvidó de que trabajamos en la radio y que también se ponía hilitos para hacer el programa y hasta ganó plata con eso”.

Ese tipo de comentarios los tacha de retrógrados, cavernícolas y ‘atrasapueblo’. “A mí de decencia no me pueden hablar porque soy la portaestandarte de la indecencia”, afirma.

Laura Bonilla es divorciada, tiene una hija de 19 años y no está en sus planes volver a casarse.

“Me comí el sánduche antes del recreo y me casé embarazada a los 18 años. Me separé antes de concluir el embarazo, no me he vuelto a casar. Sí me he enamorado y hasta intenté vivir con alguien, pero me terminó poniendo los cachos y me separé. Con el padre de mi hija nos llevamos muy bien ahora, siempre está para nuestra hija. Sé que puedo contar siempre con él”.

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