La entrevista estaba pactada a las 10:00. Faltando unos minutos, el equipo de EXTRA llegó a un restaurante en el norte de Guayaquil, llevándose la sorpresa de que él ya estaba ahí. Había llegado antes porque estaba participando en unos talleres y se sentía algo nervioso; no le gustan las entrevistas y prefiere estar al otro lado del micrófono, haciéndose cargo de las preguntas. Se trata del comunicador guayaquileño José Delgado, de 58 años.

Vestido con un jean, tenis y un suéter negro posó para el lente del diario. Alegó que prefiere que le tomen fotos así, tal como le gusta vestirse, pues los sacos y las corbatas lo “sofocan”. Se describe como un tipo sencillo que come en “restaurantes y también ‘tarrinazos’”.

¿No le gustan las entrevistas?

No me gustan. Creo que los famosos están en otro lado. Yo soy una persona que hace su trabajo de la mejor manera y nada más.

Pero si hasta una película tendrá, debería acostumbrarse...

Este proyecto, dirigido por Andrés Vizcaíno y un grupo de personas, nació en 2022. Me dijeron que eran de Quito y que querían hacer una película sobre mi vida. Insistieron mucho, decían que mi historia les había sorprendido por ser de trabajo y sacrificio, que la gente querría conocer más sobre mí, cómo fui periodista. Analicé el tema con mi familia y amigos y acepté porque me dijeron que podría ser el inicio de algo positivo. Este proyecto incluye el acompañamiento de los cineastas en lugares como mi casa y la época en la que tuve que migrar a Estados Unidos por el feriado bancario. Ellos han puesto empeño en mostrar mi lado humano y lo que no se ve en pantalla, eso es lo que rescatan

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¿En el filme se podrá ver sus momentos más épicos con personajes como ‘Harta demencia’ o ‘Amor, compresión y ternura’, esos que lo volvieron viral?

Claro que sí. Se hablará de todo lo que he vivido en estos 35 años de profesión. Siempre me he identificado con las personas y no me siento más que nadie. Soy humano y creo que ese ha sido mi lema de vida. Me gusta acercarme a la gente, pese a la lluvia o el sol. No considero el periodismo solo mi trabajo... es mi vida. No lo hago para ser protagonista, sino porque me identifico con el pueblo. Eso sí, aclaro, no es un tema político porque no me interesa.

Muchos dicen que es ‘pantallazo’, pero ¿de verdad no tiene problemas en ir a los barrios y estar con el pueblo?

Me siento como si hablara con mi familia. A veces me toca comer en el mercado, sentarme en una piedra del barrio o visitar ‘huecas’. Ese es mi ambiente, pese a todo lo que me ha tocado vivir. Así como he cubierto temas de comunidad, también he hecho coberturas importantes como la muerte de la princesa Diana en Londres, cuando trabajaba en Gamavisión y para Primer Impacto de Univisión. También estuve en el Mundial de Francia 1998 y fui corresponsal para Telemundo. Pero, donde sea que esté, trato de contar historias que alimenten y reflejen la realidad.

Usted es un imán para esos personajes virales con ocurrencias. ¿Todo es verdad?

Nada es falso. Yo me crié en un barrio popular, en el callejón K de la ciudadela 9 de Octubre, en donde éramos niños descalzos, sin camisetas, nos gustaba estar bajo la lluvia, subirnos a los árboles, siempre estuve rodeado de niños que tenían problemas y siempre trataba de solucionarlos, pese a que no eran míos sino de mis amigos, es algo innato que nació de mí. Mi mamá me decía que mi papá era de los que si le tocaba sacarse la camisa para darle a un amigo lo hacía. Yo a él no lo recuerdo mucho porque casi no lo conocí, pero ella siempre me inculcó a ser sencillo, esa es mi escuela de vida. Repito, puedo comer en un restaurante y mañana un tarrinazo, ni me quita ni me suma nada.

¿No es un hombre de trajes ni corbatas?

Me pongo lo que toca, pero prefiero estar en mi ambiente: camiseta, jean y zapatos tenis.

¿Qué le han enseñado estos 35 años de trayectoria?

Le doy gracias a Dios porque en todo ese tiempo me ha mostrado que todo es por su gracia. He tenido tres accidentes en los que pude haber muerto, pero aquí estoy, gracias a Él.

¿Qué tipo de accidentes?

Cuando estaba en Teleamazonas cubriendo La Guerra del Cenepa, venía en el carro con el equipo de trabajo y dimos cinco vueltas de campana, casi nos vamos montaña abajo, no debí estar aquí hoy. El carro se hizo pedazos. Una vez perdí los frenos del carro, que era automático, y casi muero. En otra ocasión estaba con mi esposa y abajo tenía un abismo y de frente un tanquero, no tenía frenos y tomé la decisión de chocarme contra el tanquero. Fue un golpe seco, pero resultamos ilesos. Son cosas que por la gracia de Dios estoy vivo, por eso, doy las gracias por mi esposa y mi hija maravillosa. ¿Qué más puedo pedirle a la vida?

¿Qué tan difícil fue para usted lograr posicionarse en el periodismo ecuatoriano?

Cuando inicié no tenía padrino, luego lo conseguí (risas) pero cuando uno no tiene bandera y está tocando puertas con la carpetita, no debe rendirse, ese debe ser el combustible para lograrlo. Llegué a Teleamazonas con una pasantía universitaria a inicios de los 90. Alfonso ‘Pocho’ Harb me pidió ser su asistente. No tenía presupuesto, ni para el bus, pero caminaba desde la Alborada (donde residía) hasta el cerro del Carmen a las instalaciones del canal. No me importa hacerlo. Quería ser alguien en la vida y eso te va formando. Empecé en el segmento No puede ser, buscando información en los diarios y lo que veía en la calle. Esa experiencia me formó.

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¿Le asusta trabajar en lugares peligrosos?

Si me invadiera el miedo no podría trabajar. Debemos estar allí. Si me hacen una llamada porque las autoridades no han llegado, debo estar presente. Es mi compromiso con la sociedad.

Recibió varios reconocimientos como el Premio ITV y la condecoración de la Orden Nacional al Mérito en el Grado de Caballero. ¿Qué significan para usted?

Yo no creo que merezca la que me dio el Gobierno. Al igual que yo, hay muchos periodistas que están trabajando y se la juegan todos los días. Si el presidente (Daniel Noboa) tuvo la gentileza de dármela se lo agradezco, pero nunca la he buscado.

Durante esta entrevista, muchos se acercaron a saludarlo o pedirle fotos. ¿Siempre es así?

Los autógrafos y las fotos sí están presentes. A veces me tengo que poner una gorrita, unas gafas. Y me toca porque ando con mi familia y es un poco complicado. Toda la gente que se me acerca yo la quiero de verdad.

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