La música que tanto le gustaba a Hugo Gavilánez sonó fuerte en el último adiós al periodista, fallecido el pasado 1 de junio, a causa de un cáncer que le comprometió el hígado y el páncreas.

Familiares, amigos, colegas, compañeros de canales en los que laboró, así como miembros retirados de la Infantería de Marina, llegaron ayer a la sala 3 del cementerio Parque de la Paz, para despedirlo.

Prefieren privacidad

El sepelio se efectuó dos días después de su deceso, debido a que se esperó la llegada de su hija Érika, quien reside en Nueva York.

Fue precisamente “la niña de sus ojos”, como le decía Gavilánez a su ser querido, quien agradeció a los presentes. “No ha sido fácil para nosotros, tal vez parezcamos un poquito egoístas, que no hemos querido cámaras, pero a pesar de que mi papá era un hombre muy conocido, le gustaba la privacidad de su familia”, indicó.

Luego resaltó las virtudes del presentador de noticias. “Mi padre se destacó en todo lo que hizo: como militar y como periodista. A nombre de mi madre y de mis hermanos (Hugo y Xavier), les damos las gracias. Queremos que lo recuerden como él era, se veía fuerte por fuera, pero tenía un corazón muy noble”, indicó con la voz entrecortada.

No hubo misa de cuerpo presente, como se había anunciado. En su lugar, se interpretó música cristiana. También intervino su hermano Roboam Gavilánez, quien recordó anécdotas y situaciones de su vida.

Guardia de honor

A las 12:00, el ataúd fue retirado de la sala, en medio de una calle de honor formada por miembros de la Infantería de Marina, mientras las notas fúnebres sonaban interpretadas por la banda de esa institución militar.

El recorrido fue largo y a ratos se detuvo porque Yoly de Gavilánez, esposa de Hugo, tocaba el féretro, como queriendo sentir la realidad de su partida.

Al llegar al bloque 700, donde fue sepultado, sonó la música de mariachi.

Entregan Pabellón

Tras las primeras canciones, se llevó a cabo la despedida institucional de la Infantería de Marina, a quien fuera sargento retirado Hugo Gavilánez Borrero.

El capitán de corbeta Wilson Zambrano invitó a que se lo recordara con cariño e hizo una breve semblanza de su trayectoria militar.

A continuación, entregó el Pabellón Nacional a su esposa e hijos. Se rindieron los honores y se depositó el féretro en la bóveda.

La música volvió a escucharse, pero esta vez interpretada por Hugo hijo, quien cantó dos temas que le gustaron a su progenitor, cuando se los dedicó el año pasado en el Día del Padre.