La coronación de Carlos III y Camila, como reyes del Reino Unido, fue el mejor escenario para las críticas de los peores y mejores looks de la realeza. Pero, durante la ceremonia desarrollada en la Abadía de Westminster, también desfilaron los comentarios sobre los lujos del lugar y hasta insultos a la nueva soberana.

El acto registró una audiencia media de 18,8 millones de personas en las televisiones del Reino Unido. Aunque quedó por debajo de la audiencia media de 26,5 millones que registró el funeral de Isabel II, según estimó este domingo la firma de análisis Barb.

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La presentadora peruana Laura Bozzo mostró su descontento con la coronación, en Instagram, incluso recordó a Diana de Gales, la primera esposa de Carlos III y madre de sus dos hijos.

“Diana, la única reina de corazones. Hoy veía la coronación de Carlos y la bruja de Camila y solo recordaba todo el daño que te hicieron, tenías tanto por hacer”, escribió Bozzo.

Pero eso no le bastó, y aprovechó la ocasión para ‘rayar’ a la nueva reina y darle ‘palo’ al rey llamándolo con su popular palabra “desgraciado”.

“Podrás tener mil coronas, pero nunca el amor que el mundo entero tiene por Diana, la verdadera reina de corazones a la que nunca olvidaremos y tú Camila, siempre serás la amante que le destruyó la vida, que la usó para darle hijos a la corona y tu marido no solo es el rey de Inglaterra, para mí es el rey, pero de los desgraciados”, finaliza. 

Westminster se convirtió, ante la presencia de dignatarios, líderes religiosos y miembros de la familia real y la nobleza, en una especie de alfombra roja, siendo el look de la reina Letizia el que se robó todos los aplausos de diseñadores internacionales y de los medios británicos.

Su atuendo rosa fue de Carolina Herrera. Los expertos la calificaron como una de las más elegantes y radiantes.

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Por otra parte, la cantante estadounidense Katy Perry fue una de las celebridades que no logró convencer al ojo crítico de los diseñadores; sin embargo, el accesorio que utilizó se llevó todas las miradas.

Ella lució la gargantilla Three Row Pearl Bas Relief, de la colección Portrait de Vivienne (1990), que tiene tres filas de perlas Swarovski anudadas a mano que se abrochan con un cierre con la marca. Pese a todo el lujo, es una pienza muy barata para el tipo de evento, ya que cuesta 543 dólares, según portal web de la marca. 

El diario The Sun, de Londres, indicó que una fuente del comité organizador de Golden Orb, como se ha llamado a la operación detrás de la ceremonia, le diera un estimado de gastos: 100 millones de libras esterlinas, que equivalen a más de 125 millones de dólares.

La mayor parte del presupuesto se habría destinado a la seguridad. Hubo más de 29.000 policías, francotiradores en los techos de la abadía y en sus alrededores, y oficiales de la policía secreta. Para entrar al sitio contaban con escáneres, perros entrenados para rastrear y lectores faciales.

“Las estimaciones para el rey Carlos son el doble, debido a cosas como la seguridad, que no eran un problema tan importante en ese entonces”, comentó una fuente cercana a la realeza al medio The Sun.

Lo cierto es que la decoración fue impresionante. El lugar estaba rodeado de oro: en la corona de san Eduardo, en el trono del rey, en los cetros, en la cuchara de la unción, en los asientos, hasta el techo.