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Octavio Tamayo se convirtió en un experto en el juego del cuarenta.Franklin Jácome / especial para EXTRA

Quiteñazo de corazón: Octavio Tamayo, de San Roque a campeón mundial

Aprendió el juego del cuarenta viendo las partidas de su padre en las calles del centro de la capital. Su maestría lo llevó a ganar el torneo en 2013

San Roque, uno de los barrios más antiguos y tradicionales de Quito, ha sido cuna de personajes y leyendas. Entre sus rincones surgió Octavio Tamayo, quien se llevó en 2013 el título del Campeonato Mundial de Cuarenta.

En las calles Cuenca, Calicuchima, Rocafuerte, la avenida 24 de Mayo, entre otras, pertenecientes al Centro Histórico de la capital, es donde Tamayo aprendió las bondades de este popular juego de naipes.

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“Aprendí a jugar observando a mi papá (Vicente Tamayo). En mi barrio casi siempre se reunían para disputar partidas, sobre todo en un lugar que quedaba en el inicio del túnel en la calle Calicuchima”, rememoró.

“Esto que le cuento será hace unos 55 o 56 años y de allí comenzó la ilusión de jugar y así estamos hasta ahora”, añadió.

Desde el siglo pasado el quiteño, quien se graduó de contador en el colegio Luis Napoleón Dillon, lleva participando en el torneo organizado por la Asociación de Periodistas Deportivos de Pichincha (APDP).

“Tengo más o menos unas 25 ediciones del Campeonato Mundial de Cuarenta. De ellas, gané un título (2013) y un subcampeonato”. El trofeo máximo lo levantó con el guayaquileño José Cando. Desde la primera vez, cuando su amigo el doctor Iván García lo invitó a participar del certamen, solo se ha perdido (por la pandemia) la edición de 2020, que duró un día.

Tamayo sabe que en el cuarenta se debe tener también suerte. “Por ejemplo, en el cartón (barajas), que es el que da o quita, hay que contar con fortuna, porque si no se tienen las cartas adecuadas no se va a ningún lado”.

Y confesó que poner nerviosos a los contrincantes hablando y alardeando sirve para ganar partidas. “Influye bastante porque se le puede bajar la moral al rival, pero también hay que saber recibir para que no afecte lo que dicen los rivales”.

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