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Mundial de Catar 2022: choque de tangas con el abaya y la burka en la playa de Doha
En la misma playa, de un lado las chicas de América y Europa en diminutos trajes; del otro, las árabes a quienes solo se les ve la cara.
Había dos teorías bien marcadas antes de venir a Doha, Catar: las mujeres que van al mar no deben de estar tan destapadas y a las árabes, simplemente, no las dejan ir. Las dos versiones quedaron ‘fuera de juego’ en pleno Mundial de Fútbol.
En Doha, la ciudad sede del Mundial de Fútbol, en sus playas por estos días se vive un choque cultural explosivo entre las tanguitas, los minibrasieres y cuerpos esculturales tomando sol, y un poco más allá están las abayas y las burkas, el largo vestido largo negro con que se cubren las cataríes.
Los latinos son los que más aprovechan la playa de Katara, junto al centro cultural del mismo nombre ubicado en el centro de Doha.
La verdad, vamos con recelo, el tema femenino en Catar no es un juego y el tomar fotos es prohibido aquí, al menos en la parte donde se encuentran los bañistas cataríes.
Al llegar a la parada del Metro Katara, el sol pega que da miedo, dos botellas de agua de $ 0,30 cada una se terminan rapidito.
En pleno Golfo Pérsico, la playa luce hermosa, aunque las nuestras en Ecuador las ‘golean’ de largo. De la calle al mar no está lejos caminando. La entrada es gratis, antes se debía pagar.
En la playa más famosa de Catar hay perezosas y sillas para los turistas. No hay vendedores ambulantes de ‘jama’ ni ‘biela’; no se ve pasar a sobadores, tatuadores, artesanos y tampoco se ve basura tirada en la arena.
A un costado una árabe descansa. Está toda tapada con su abaya y su cabeza la cubre con el nicab, una especie de velo que solo deja ver su rostro.
Al borde del agua, una joven vestida con su abaya y la burka (velo que cubre su rostro y solo deja ver sus ojos) se toma selfies en la playa. Le pregunto si le podemos hacer fotos y dice que sí, pero segundos después su padre le llama la atención. Pedimos disculpas y seguimos nuestro camino.
Desde la playa se ve la majestuosidad de Catar, pero lo que llama la atención a los turistas ahora está al frente, en el mar: dos mujeres árabes con sus trajes negros junto a sus hijos bañándose. A ellas solo se les ve la cara; a los niños un poco más.
El destape
El choque cultural se nota a solo metros de esa playa, en el área destinada para los turistas que llegaron al Mundial de Catar 2022.
Hasta esa playa llegan quienes quieren ‘sacar pica’ a sus panas diciéndole a su regreso que se bañaron en el Golfo Pérsico. Entre esos turistas están Annagy y Andrea, quienes vinieron a ver el fútbol, pero sus cuerpazos piden sol y arena. Sus trajes son los más pequeños que hay en la playa y saben que los ojos de todos están sobre ellas.
Annagy es de Serbia y dice que no le sorprendió ver a las chicas musulmanas y que los árabes no se fijaran cómo están vestidas, al menos no son tan ‘cara de tuco’ para ‘echarles ojo’.
Andrea, en son de broma, dice que “si se les ocurre vernos seguro que será un pecado”. ¡Aunque pecado habría sido que ellas no vengan al Mundial y exhiban esos cuerpazos de esa manera!
“Es una cuestión de costumbres, nada más, para nosotras sería incómodo bañarnos así, pero ellos lo ven de otro modo”, dice Annagy con un buen español, debido a que reside en la Madre Patria.
Mientras que la española Andrea tiene bien clara la película que está viendo a pocos metros: “es cuestión de respetar las creencias y nada más; al final todos somos seres humanos”, explica.
Al rato pasan tres musulmanas, pero sin ganas de meterse en el mar. El calor es insoportable, pero ellas siguen tapadas con su abaya y su burka.
Katara de Doha es una playa que aquellos que llegaron a ver el Mundial nunca olvidarán. Es el sitio donde el choque de culturas jugó su propio Mundial y se ‘bañó’ con mucho respeto.
Evitar las miradas lascivas
El corán es la Biblia de los musulmanes y sobre mostrar su cuerpo, en este caso si ellas se bañaran con trajes de baño, hay una parte que dice: “Dios está bien informado de lo que hacen. Di a las creyentes que bajen sus miradas y sean castas, y que no muestren de sus adornos más de que lo que se ve” (Corán, 24, 31-32).
El abaya (traje largo) y el hiyab (velo que cubre la cabeza y el pecho) y la burka (velo que cubre su rostro y solo deja ver sus ojos) para ellas son muy importantes porque lo ven como una protección ante las miradas de los hombres que no sean miembros de su familia.