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Foto referencial de una canchaPexels

La juventud de la selección fue la mejor arma de Gustavo Alfaro

La selección ecuatoriana de fútbol está empezando a recoger los frutos del trabajo bien hecho en estos últimos años.

La selección ecuatoriana de fútbol está empezando a recoger los frutos del trabajo bien hecho en estos últimos años. Sin ir más lejos, el equipo que dirige el técnico Gustavo Alfaro firmó una fase clasificación para el Mundial muy solvente, quedando cuarto por delante de otras potencias, y fue una de las cuatro representantes de la Conmebol en Qatar, aunque con ínfimas posibilidades al título según las apuestas de fútbol.

En los tres partidos de la fase de grupos en tierras asiáticas, el combinado tricolor demostró mucho potencial; pero a su vez le faltó el hecho de saber competir en torneos de tanta exigencia como una Copa del Mundo. Aunque iniciaron el camino venciendo a la modesta anfitriona, empataron ante la siempre temible Países Bajos y fueron superados por Senegal en un enfrentamiento en que estaba en juego el pase a octavos de final. Pese a los resultados, la imagen fue muy prometedora de cara al futuro.

De hecho, se espera que el combinado nacional esté preparado para la Copa América que tendrá lugar el próximo año y cuya sede y fechas todavía están por determinar. Aunque por potencial, palmarés y apuestas de fútbol las grandes favoritas serán Argentina, la vigente ganadora, y Brasil, siempre peligrosa; también puede colarse alguna de las tapadas como aspirantes. Ecuador podría ser una de ellas si muestra el potencial que ofreció durante los años 2021 y 2022 en partidos de clasificación.

Juventud, divino tesoro

La juventud es una de las armas de doble filo que presenta la selección de cara a las próximas citas. Por un lado, destaca la ambición de una generación joven y desacomplejada; mientras que, por otro, hay cierta carencia de experiencia en los momentos en que los más jóvenes deben recurrir a los veteranos. En la pasada edición de la Copa del Mundo esto se vio con el rol de Enner Valencia, el capitán y líder del equipo. Cuando las fuerzas del delantero flaquearon, el equipo se vino abajo.

Cancha de FútbolCortesía

Pero hay motivos para estar esperanzados de cara al futuro. De hecho, con las estadísticas en la mano, Ecuador fue la tercera selección de las 32 que asistieron a Qatar que presentaba una lista de convocados con una edad media tan baja. Fueron 25.6 años de media, empatados con España. Sólo los superaba Estados Unidos, con 25.2 años de media, y Ghana con 24.7 años. A continuación, destacaremos algunos futbolistas ya importantes llamados a tomar el timón del equipo.

Referentes de presente y de futuro

El valor ecuatoriano al alza ahora mismo es Moisés Caicedo, mediocentro de Brighton and Hove Albion. A sus 21 años, lleva un año en Inglaterra y con tan poco tiempo ya se ha consolidado como uno de los centrocampistas más destacados de la Premier League y uno de los líderes del equipo revelación. En la selección, es ya un habitual en los esquemas de Gustavo Alfaro, quien lo hizo debutar cuando todavía no había aterrizado en tierras inglesas.

También destacando en el Mundial y en el viejo continente, llama la atención Piero Hincapié, cuyo rendimiento está siendo muy bueno desde que llegó al Bayer Leverkusen. También con 21 años de edad, ya se ha hecho con uno de los puestos en el eje de la zaga defensiva del equipo germano y del combinado nacional. La velocidad, además de su polivalencia, son dos de sus características más sorprendentes y no sería de extrañar que el chico de Esmeraldas diera el salto a un grande en los próximos mercados de fichajes.

Y terminamos destacando a otro jugador, en este caso en posiciones ofensivas: Gonzalo Plata. Originario de Guayaquil, a sus 22 años ya lleva cuatro años en Europa. Aterrizó en las categorías inferiores del Sporting Club portugués y ahora milita en las filas del Real Valladolid, uno de los equipos que disputan la Primera División española. Titular en Qatar 2022, es sinónimo de atrevimiento y desparpajo en la banda derecha, donde actúa de extremo desequilibrante.