Ana Rengel, de 50 años, gritaba, animaba, saltaba, sufría arrimada a las mallas de la cancha de béisbol del Parque de la Keneddy, norte de Guayaquil. No faltaba más, en cancha estaba su hijo Inyor González, quien forma parte del club Oriente, que disputaba un partido ante Americano, por el Campeonato Ecuatoriano Absoluto, el pasado jueves por la noche, en la fecha 3.

Nunca le quitó la vista al juego y, sobre todo, a su pequeño, a quien, sin vergüenza, le gritaba indicaciones como si también fuera su entrenador. “Vamos, mijo, no le quites la vista a la pelota”, “espéralo, juega con su desesperación, no se la dejes fácil”, “haga que él (el tirador) le tenga miedo”, fueron las recomendaciones que su hijo escuchó atentamente.

“Nosotros venimos de un país (Venezuela) y familia beisbolera. Para nosotros es una diversión ver partidos y, más aún, ver a mi pequeño. Siempre lo acompaño y le doy ánimo. Hoy (jueves en la noche) llegué un poco tarde porque me demoré en el trabajo, pero aquí estamos gritando”, dijo entre risas.

Ana reveló que, junto a su esposo Euclides González y su hijo, llegaron a Ecuador a inicios de 2019. Solo trajeron sus maletas llenas de ropa e Inyor no empacó su guante de béisbol. Él pensaba que en el país no se disputaban torneos del deporte de la base.

“Nos sorprendió que jugaran béisbol. Por eso es que Inyor le pidió a alguien que le trajera su guante. Acá (en Ecuador) hay mucho potencial en los muchachos ecuatorianos, juegan muy bien, pero se le debería dar más importancia para que los chicos se puedan desarrollar mejor. Esto es lo más espectacular que tiene Guayaquil”, destacó.

Al final, el equipo de su muchacho ganó 4-3 al Americano.