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Del barro a la gloria: La cancha de arcilla forja crack´s en Guayaquil
Son las escuelas de fútbol del Club Líder que nació en la Isla Trinitaria, pero juegan en la Av. 25 de Julio y Perimetral
Nicole Moncayo levanta la pelota, el esférico va directo al arco, pero también se levanta el polvo de arcilla. A la Isla Trinitaria no han llegado todavía las canchas de césped sintético. Ella es la única mujer de las escuelas de fútbol Líder Montaño y Land Park del club barrial Líder, pero entrena en un campo ubicado en la avenida 25 de Julio, junto a la Perimetral, al sur de Guayaquil.
Todos los días, cerca de 60 niños practican por la mañana y por la tarde, desde los 5 hasta los 16 años. Hace algunos años, por aquí pasaron Maicon Solís, quien juega en Emelec, y Cristian Alemán, quien tuvo un paso por Barcelona.
Esto lo cuenta Guillermo Mila, un director técnico, utilero y dirigente de 65 años, de los cuales 23 ha dedicado a entrenar a los pequeños del sur, y lo hace junto a dos entrenadores más: Maniel Landázuri y Hólger Cortez. Este último, los fines de semana, se desempeña como árbitro.
JUEGAN COMO ANTES
Lo que más llama la atención es que la cancha es de polvo, algo que poco se ve en la actualidad. Mila tiene su teoría, que es válida: “Los mejores jugadores que hasta ahora han salido son los que entrenaron en arcilla. Además, esto ayuda, porque son canchas más frescas que las de césped sintético”, dice el entrenador.
Las escuelas tienen 23 años. Mila asegura que lo hace por vocación y para brindar una mano a la niñez y juventud. “Es mejor que estén entrenando, aprendiendo de fútbol, que estén vagando por ahí”, señala.
El club Líder es originario de la Isla Trinitaria, pero los jugadores provienen de diversas partes del sur de Guayaquil. Entre los chicos que más se destacan están el lateral Matheus Ulloa y Jean Pierre Parrales, de la sub-12, y Justin Valencia, de la sub-13.
El DT Manuel Landázuri se unió a este proyecto hace seis años. Antes estuvo dirigiendo en la escuela de Iván Hurtado, donde vio crecer a Janner Corozo, jugador de Barcelona.
“La idea es que los chicos vayan teniendo una base sólida y que, con el paso de los años, puedan tener la oportunidad de jugar. Pero lo primero es que estén ocupados durante el día con los entrenamientos; esto les sirve para crecer como personas”, expresa Landázuri, quien luce una chompa del club torero.
Las clases tienen dos horarios: en la mañana para los chicos que estudian en la tarde, y en la tarde para los que estudian en la mañana. Tratan de mantener un control con los padres sobre el tema de los estudios. Mientras tanto, el entrenador Hólger Cortez tiene una doble misión: entrenar y dar ciertos consejos sobre arbitraje, ya que también ejerce como árbitro en torneos amateur.
“Esto es una mezcla de fútbol y labor social. Sabemos que estamos haciendo algo por los pequeños. Dios permite que sigan entrenando, en el fútbol nada está escrito. Cualquiera de ellos podría llegar a ser profesional”, dice Cortez.
NICOLE, LA REINA
El sol de la tarde comienza a bajar en Guayaquil, el sudor se hace visible en sus rostros, mientras los ‘pelados’ sueñan con llegar a ser jugadores profesionales.
Nicole Moncayo es la única mujer en el plantel. Tiene 17 años y dice que le gusta jugar con los chicos, pero que cuando se trata de defender el balón, también recibe lo suyo.
Le gusta reforzar cuando juegan torneos barriales. Es delantera y su talento ya lo ha demostrado en equipos como Fedeguayas y Emelec, pero su cancha de tierra no la cambiaría por nada. Vive cerca del campo de entrenamiento y espera que el fútbol le dé una oportunidad en la vida. Sueña con jugar en la Superliga femenina y afirma que está preparada para ello.
El polvo de la tierra ha dejado de levantarse, es hora de que los pequeños regresen a sus casas. En una cancha de tierra, juegan los chicos de las escuelas de fútbol del Club Líder.