Ariel Holan, el estratega que ha tomado las riendas de Barcelona, se encuentra nuevamente en el epicentro del drama futbolístico. Al recordar su promesa inicial de hacer que el Barcelona “enamore con su juego”, Holan ha sido confrontado con la realidad de una temporada llena de desafíos. 

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En el cuarto partido de esta segunda etapa, fue cuestionado sobre su compromiso y respondió con una mezcla de resignación y esperanza.

"Lo que dije en su momento fue en un contexto diferente. Desde entonces, hemos atravesado un mar de dificultades. Tuvimos que renovar gran parte del equipo—nueve futbolistas en total—y, aunque el club hizo todo lo posible por traer cuatro refuerzos importantes, estos jugadores llegaron fuera de la pretemporada. De los 19 entrenamientos que hemos tenido, no todos los refuerzos pudieron estar presentes en cada uno. Además, se han dado salidas inesperadas, algunas de las cuales no estaban en nuestras manos."

En cuanto a la reciente victoria por 1-0 frente a Universidad Católica, que los deja a tres puntos de los líderes, Holan se mostró cauto, pero esperanzado. "Optamos por jugar con línea de tres, pero no creo que fuera una táctica defensiva. Nos enfrentamos mano a mano con los delanteros rivales, y lo más positivo es que mantuvimos nuestra portería a cero".

Holan también abordó el peso del pasado, refiriéndose a la eliminación de Barcelona en la Copa Sudamericana. En un momento de reflexión, dejó en claro la dura realidad del fútbol internacional: "Comparen los presupuestos de los equipos que llegan a semifinales y finales de la Libertadores. Flamengo tiene 200 millones de dólares, Palmeiras 180, Bragantino 85, River Plate 120, y Boca entre 85 y 90 millones. Barcelona es el club más importante del país y enfrenta la presión de esa grandeza. Competir a nivel internacional sin esas enormes ventajas económicas es una tarea titánica".

Además señaló: "Este es un equipo (Barcelona) que tiene la exigencia de acorde a la hinchada que tiene, es el club más importante del país. Cuando uno tiene que ir al campo internacional y competir con eso, sin altura, en el llano, igualar esas diferencias es difícil. Entonces se pierde con Bragantino y es fracaso, para mí no existe el fracaso en el deporte, entonces también hay que cuidar como se comunica".

Así, en el torbellino de expectativas y realidades, Holan sigue enfrentando la tormenta con la esperanza de que su visión finalmente pueda transformar al Barcelona en el equipo que prometió.

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