Esos pensamientos que te ‘prenden’ cuando piensas en sexo se llaman fantasías. Los fetichismos, por su parte, van más allá de simples deseos eróticos inusuales, como la atracción por pies sucios o guantes; para quienes los tienen, estos se vuelven imprescindibles para disfrutar plenamente de un buen ‘cuerpeo’.

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“La fantasía puede ser imaginar tener relaciones con lencería roja, mientras que un fetichista necesita tener la lencería roja para disfrutar de una buena relación sexual”, ejemplifica la sexóloga Johanna Aguilar.

Aun así, la especialista aclara que “todos podemos tener fantasías sexuales y fetiches, y eso está bien”. Lo importante es asegurarse de que estas no generen malestar ni afecten negativamente la relación de pareja.

No obstante, algunas personas que experimentan esta parafilia no comparten este entendimiento. “Con frecuencia, llegan a consulta pacientes que han recibido llamados de atención de sus parejas y se sienten culpables por sus deseos”, comenta Aguilar.

Por ello, aconseja hablar sobre estas cuestiones al inicio de una relación, ya que con el tiempo, las parejas tienden a asumir situaciones y pueden creer que, por amor, la otra persona debe aceptar sus fantasías o fetiches. El desenlace de aquello es un problema marital.

Amaranta Mantilla, psicóloga especializada en terapia sexual, sugiere que, para diagnosticar un trastorno fetichista, la persona debe ser adulta o estar en la última etapa de la adolescencia, momentos en los que se definen las conductas sexuales. Además, la preferencia fetichista debe haberse manifestado de manera seguida durante al menos seis meses.

“Es recomendable buscar ayuda si la persona siente compulsión, es decir, falta de control sobre sus impulsos. El acompañamiento profesional es crucial, ya que se ha observado que ayuda a reducir las fuentes de estrés, lo cual está relacionado con el aumento de comportamientos fetichistas”, explica Mantilla.

La psicóloga es consciente de que el temor al juicio o al rechazo puede llevar a los fetichistas a evitar hablar abiertamente sobre sus preferencias. Por esta razón, sugiere usar juegos como “verdad o desafío”, con preguntas relacionadas con fantasías, tales como: “¿Dónde te gustaría tener relaciones sexuales?” o “¿Con qué famoso te acostarías?”. “Cualquier forma de exploración sexual en pareja debe realizarse con un acuerdo mutuo”, concluye.

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