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Las microfibras del Mediterráneo son el hogar de cientos de bacterias
Entre las 195 especies bacterianas identificadas está el Vibrio parahaemolyticus, potencialmente peligrosa pues provoca intoxicaciones alimentarias a partir de los mariscos.
Las microfibras sintéticas y naturales han aumentado drásticamente convirtiéndose en el tipo de partículas más común en el océano. Un análisis en el Mediterráneo señala que casi 200 especies de bacterias colonizan estas fibras lo que puede suponer un amenaza para la salud.
Procedentes de la contaminación por plásticos, la industria textil y las actividades pesqueras, cada microfibra sirve de hogar para una media de 2.600 bacterias, incluida una especie que puede ser una amenaza para el baño y el consumo de marisco, indica un estudio que publica Plos One.
Entre las 195 especies bacterianas identificadas está el Vibrio parahaemolyticus, potencialmente peligrosa pues provoca intoxicaciones alimentarias a partir de los mariscos.
La investigación dirigida por Maria Luiza Pedrotti, de la Universidad de la Sorbona (Francia), señala que estas microfibras suponen "probablemente" una amenaza para los ecosistemas acuáticos y la salud humana.
Uno de los motivos es que al ser colonizadas por microorganismos, huelen a comida y son consumidas por los organismos marinos, además debido a su persistencia, es probable que las microfibras se acumulen en estos organismos a medida que avanzan en la cadena alimentaria.
El equipo analizó muestras recogidas en el noroeste del Mediterráneo para averiguar qué tipos de bacterias viven en las microfibras flotantes, para lo que usó técnicas avanzadas de microscopía y secuenciación de ADN.
Pedrotti destacó además el papel del cambio climático en la propagación de esa bacteria potencialmente patógena. Los estudios han demostrado que la temperatura tiene una correlación significativa con el aumento de Vibrio spp y la aparición de infecciones.
En el momento en que encontraron Vibrio, las temperaturas costeras de verano oscilaban entre los 25,2 y los 26,5 grados, mientras que este año, en el mismo lugar, han llegado a los 29, destacó la investigadora.
El estudio también plantea la cuestión del riesgo medioambiental de las microfibras, pues la creciente cantidad de residuos plásticos persistentes en el medioambiente puede estar transportando bacterias peligrosas y otros contaminantes por todo el océano, aumentando así el riesgo de contaminación.