Es optimista apreciar a juguetes con un fin único: la integración y el vinculo humano es de valor para quien lo compra y responde a las necesidades que son claramente obvias.

Hay peluches un tanto revolucionarios que educan sobre males como diabetes y autismo. En la actualidad se ha masificado este tipo de juguetes, llevando a cadenas internacionales a participar en este tipo de proyectos de inclusión.

Las compañías, a nivel mundial, han empezado a desarrollar juguetes que abordan el tema de la discapacidad: muñecos con sillas de ruedas, hadas ciegas, genios con audífonos y princesas con andador.

Mattel y Hasbro son dos cadenas que han apuntado a esta temática.

Los juguetes más solicitados, reflejan la propia predisposición física y allí tenemos algunos buenos ejemplos: una baby Down, una muñeca con prótesis en su pierna derecha, muñeca con audífono, lego en silla de ruedas y barbie sin una extremidad. Además, esta clase de juegos didácticos inclusivos están dirigidos a niños con tendencia a la depresión, con síndrome de Down o autismo.

En el siglo XX también había integración

Lo usual en creaciones de juguetes fue el Braillín, un juguete con forma de muñeco lanzado a inicios del siglo XX , con la finalidad de ser utilizados por niños con discapacidad visual, siendo una de las primeras iniciativas mundiales de este tipo.

El niño, desarrolla gracias a estos juguetes habilidades y mejoras en motricidad fina y gruesa, el uso de colores y el enriquecimiento del vocabulario, siendo atenuantes positivas en beneficio a los niños con discapacidad.