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El candidato a la alcaldía de Guayaquil prefiere no cantar en las tarimas, sino entre amigos.instagram Jimmy Jairala

Jimmy Jairala: "Siempre fui vergonzoso"

El exprefecto del Guayas se lanza, una vez más, como candidato por la Alcaldía de Guayaquil. Es bueno para cantar, pero no para contar cachos

Con una larga trayectoria como comunicador, Jimmy Jairala Valazza incursionó en la política hace algún tiempo. Ocupó el cargo de prefecto del Guayas en dos períodos. Hoy pretende llegar a la Alcaldía de Guayaquil y responde al siguiente cuestionario.

Me dicen algunos de sus conocidos que además de animalista, también es buen cantante, contador de cachos y con un gran espíritu bohemio.

Sí, pero hay algo inexacto. No soy contador de cachos (sonríe). Es la única parte de mi personalidad que te discuto.

A mí me dijeron que sí.

Debe haber sido Maluli (Valdivieso, su exesposa).

Pero sí canta...

Claro, pero en ‘petit comité’, cuando estoy con amigos, familia, grupos reducidos.

Y le salen espectaculares los boleros y los tangos.

Curiosamente, a mí me dio la nota de cantar hace diez años, porque siempre fui vergonzoso. Antes seguía a quien cantaba en alguna reunión con susurros.

 No confiaba en que podía cantar.

Te digo que más me gustan las rancheras.

Más de uno me ha dicho que usted tiene cualidades para grabar un disco. No puedo saberlo, porque no lo he escuchado.

No te has perdido de mucho.

¿Por qué no canta en las tarimas?

No quiero usar eso como una herramienta política.

¿Por qué no? Lo llamarían ‘el cuerdo que ama’.

Exacto, por eso estoy bien así. Prefiero guardarme el canto para mis amigos.

¿Y eso de buen bailarín?

Tengo dos piernas izquierdas.

Ordenado al extremo.

Soy muy temático en eso, salí a mi mamá.

Impecable también en su apariencia.

Procuro. Hay ratos que no se puede, imagínate ahora en una campaña política.

¿Es verdad que se lava el pelo con champú para caballo y así lo mantiene fuerte?

(Risas) Eso era antes, cuando estaba en TC. Es una historia real. Conté que efectivamente me lavaba con champú de cola de caballo y fue una locura, empezaron a llamar. Si hubiera puesto una fábrica me hacía millonario.

También es aficionado a las cremas...

Pero no para la cara, ni siquiera uso bloqueador.

"-Con César Monge- Sí, nos estrechamos la mano, hablamos. Nunca fuimos amigos. Lo que hizo ha traído coletazos hasta hoy, pero superamos el tema".

Pero se lo ve bien a los 65.

Así me dicen.

¿Cuál es su secreto?

No he llevado una vida desordenada. Como cualquier joven tuve mi época de farras y discotecas, pero a partir de los 50 empecé a moderar mi ritmo. Tomo muchas vitaminas y mis hijos me cuestionan, por eso dicen que parezco viejo, pero a mí me gusta, me hace sentir bien.

Muy exigente y estricto, me dicen.

Sí. Sumamente.

Y extremadamente puntual...

También. Una vez, siendo prefecto, en el primer acto oficial en la parroquia San Carlos había citado a las 10:00 y como no había nadie me fui. A partir de ahí nunca más alguien llegó tarde. Se trata de respetar el tiempo del otro.

 Tan estricto es con ese tema que en su época de periodista en TC le cerró la puerta a una colega y la dejó fuera del estudio sin poder entrar al set.

A mi amiga querida Rocío Cedeño de Chiriboga, a quien adoro. Ya era director. Le dije amablemente que si al día siguiente ella no llegaba quince minutos antes le cerraba la puerta. No me creyó y se la cerré. Se quedó afuera con el asombro de los camarógrafos. Santo remedio.

 ¿Y después de eso?

Seguimos siendo tan amigos como siempre, por si acaso. Nunca se resintió.

¿Puede cantar un tango en este momento?

No.

Le sale bien Caminito.

Primero no me gustan los tangos de turista y luego te digo que me pueden poner un revólver en la cabeza y no pasa nada si es que no estoy en una noche bohemia y con amigos.

Una ex suya me dijo que usted es un caballero, que cuando fue su novia no permitió que la tocara porque era virgen y así quería llegar al matrimonio. Usted aceptó, pero al final no se casó con ella.

Ya sé quién es (risas).

Cuando fue prefecto usted experimentó lo que es el poder. ¿Qué se siente con el poder al hacer y deshacer?

Fue una experiencia maravillosa, aprendí a valorar más a los amigos cuando dejé de ser prefecto. Ahí te das cuenta de que algunos eran solo conocidos.

Pero insisto, ¿cómo se sentía cuando tenía el poder?

A mí lo que me llevó a la política es el impulsar cosas que impulsé como periodista. Pero como comunicadores tenemos un techo. No recuerdo, ni creo, ni siento haberme mareado. Lo que puede decir la gente es que fui muy confiado.

¿Qué pasó con el logo del caballo en la Prefectura?

Ese logo no nació porque a mí me gustan los caballos. Hicimos un concurso de símbolos y pusimos un sombrero de montuvio, un caballo y otros elementos. Hicimos una encuesta y la gente se pronunció por el caballo. Pero al día siguiente de ser prefecto desapareció toda mi huella.

Si le nombro a Carlos Luis Morales, ¿en qué piensa?

Fue mi compadre, lo quise muchísimo. Era como mi hermano. Lamentablemente se dejó distraer por ofrecimientos del Partido Social Cristiano. Y finalmente consiguió su sueño de ser prefecto, pero él habría sido el candidato de mi partido para esa dignidad. Quedé muy dolido, porque llevó un canasto de supuestas denuncias a la Fiscalía, a la Contraloría. Pero cuando murió lo perdoné, no tengo espacios para el odio en mi corazón. No soy rencoroso, es una pérdida de tiempo.

 ¿Pudo hacer las paces con César Monge?

Sí, nos estrechamos la mano, hablamos. Nunca fuimos amigos. Lo que hizo ha traído coletazos hasta hoy, pero superamos el tema.

¿Qué siente cuando le dicen bailarín y que se cambia de camiseta política?

Son fantasías urbanas. Solo he estado en dos partidos: el PRE y Centro Democrático que lo fundé. Mi camiseta es la anaranjada.

Me dicen que es bueno poniendo apodos y son acertados. Empecemos con Cynthia Viteri...

(Risas) Lo tendría que pensar.

 Sé que le tiene uno.

No lo voy a decir, pero siento que interpreta un papel y ella no es así. Si ahora ha cambiado, hay que respetar. Pienso que la han transformado. La conocí, era una mujer elegante, se vestía siempre a la moda y se mantenía formal. Pero si se siente cómoda, no tengo por qué molestarme. Caracteriza un personaje.

 ¿Pedro Pablo Duart?

No me inspira ningún apodo.

¿Aquiles Álvarez?

(Piensa) Tampoco... mira no soy una fábrica de apodos, me fluyen. Si me los pones como tarea ya es complicado.

 Está bien. Volvamos a Cynthia Viteri. ¿Qué piensa de su administración?

La vara que dejó Nebot muy alta cuando competimos, pero ahora mi contendora es la señora Viteri, entonces hay una diferencia.

Es cierto que retomó su relación con Maluli Valdivieso.

Sí, uno nunca debe decir nunca, y es una palabra que jamás le dije a ella. Siempre nos llevamos bien y en eso estamos.

  • Más de él...

​- Ruiseñor fue el nombre de su caballo más querido en la época que fue prefecto.

- Su amor por este animal data desde cuando tenía siete años.

​- Tiene espíritu de tribu con sus hijos.

​- Su mamá vive con él.

​- Al igual que Carlos Vera, dice que tiene un ‘Alonso’ en su radio, pero a diferencia de su colega, nunca lo ha insultado. “Jamás le he faltado el respeto a alguien. Fui compañero de Carlos, él no se lleva conmigo desde hace 30 años”.

​- De sus viejos colegas recuerda con cariño y afecto a Xavier Segarra, Steven Macías y Jorge Rendón, a quien sacó del departamento de archivo y le dio la oportunidad como reportero.