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Ozempic: La inyección de la transformación física
Fue creada para el tratamiento de la diabetes y toma relevancia en pacientes con sobrepeso y obesidad, como una nueva alternativa para perder peso
En la constante búsqueda de soluciones efectivas para combatir el sobrepeso y con ello la aparición de enfermedades, cada día se suman más personas que apuestan por este nuevo tratamiento alternativo, que genera posiciones contrapuestas en el campo de la salud.
El producto en discordia es la semaglutida, conocida popularmente como Ozempic, un fármaco inyectable utilizado en el tratamiento para la diabetes tipo II, cuya función es producir la hormona responsable de regular los niveles de azúcar en la sangre. Sin embargo, durante años fue utilizado de manera ‘ilegal’ por personas que deseaban perder peso rápidamente, hasta que en septiembre de 2021 la FDA, el máximo organismo regulador de la calidad y eficacia de alimentos y medicamentos en el mundo, aprobó su uso para el tratamiento en pacientes con obesidad.
Con ello se abrió el debate sobre si es realmente saludable inyectarse el fármaco, o si lo más recomendable es recurrir a otros procesos que en los últimos años se han vuelto tendencia, como la manga gástrica, el bypass o el balón gástrico.
El mecanismo detrás
La semaglutida es un fármaco de tipo antidiabético que actúa a nivel gastrointestinal: retarda el proceso de digestión y vaciamiento gástrico. Es decir que el proceso natural de digestión, que puede tardar hasta dos horas en concretarse, puede extenderse bajo los efectos de la semaglutida. Esto produce una sensación de saciedad que evita la ingesta de alimentos. Así lo explica el médico especialista en endocrinología Hamilton Abad, director del Instituto de Tiroides, Obesidad y Diabetes.
“Se aumenta el gasto energético. Se mejora la síntesis de glucagón del cuerpo (hormona producida por el páncreas que ayuda a controlar el nivel de glucosa) y también puede causar en el sistema nervioso central una inhibición leve del apetito. Eso hace que el medicamento pueda ayudar a las personas que están buscando bajar de peso”, detalla.
Sin embargo, no todas sus presentaciones se recomiendan para perder peso. El especialista aclara que “la semaglutida tiene tres presentaciones actualmente: Ozempic, Rybelsus y Wegovy. Lo que se debe tomar en cuenta es la dosis que se utiliza en cada caso”.
Para tratar la diabetes, Abad explica que la dosis de semaglutida adecuada va desde los 0,5 a los 2 miligramos. Mientras que en el tratamiento de obesidad se utilizan de 0,25 a 2,4 miligramos. “La dosificación es diferente, pero el medicamento sigue siendo el mismo”.
Pero esta alternativa, que se volvió popular en redes sociales por ser más ‘asequible’, resulta todo, menos económica. Cuando salió por primera vez al mercado, la venta del medicamento en Estados Unidos oscilaba entre los 1.500 dólares cada inyección. Actualmente la AARP, el instituto californiano que atiende las necesidades e intereses de las personas mayores de 50 años, estima que los pacientes pagan entre 1.200 y 1.300 dólares mensuales durante el tiempo que tome el tratamiento, que debe durar como mínimo 18 meses para ver resultados en el peso y la salud.
Aunque el método se promociona como una forma rápida y eficaz de perder peso, las inyecciones deben aplicarse durante un periodo aproximado de 68 semanas para observar resultados. En un estudio proporcionado por Novo Nordisk, fabricante de Wegovy, más de 2.000 adultos obesos que no tenían diabetes perdieron significativamente peso. La mitad del grupo perdió al menos el 15 % de su peso corporal, y casi un tercio logró perder hasta un 20 %.
Contraindicaciones
Pese a sus beneficios, los expertos en salud advierten de posibles contraindicaciones. El fármaco se recomienda para el manejo a largo plazo del peso en pacientes que presentan un índice de masa corporal (IMC) de 27 kg/m2 o superior, y que además padecen al menos una condición relacionada con el peso. También puede ser utilizado en pacientes con un IMC de 30 kg/m2 o superior. Pero emplearlo en pacientes con peso menor a los indicados resulta contraproducente.
Los efectos secundarios más frecuentes por el mal uso de este fármaco y por su propio mecanismo son la dispepsia (malestar estomacal que no tiene una causa obvia), gases, náuseas o complicaciones asociadas a la pancreatitis.
“La comunidad médica no recomienda su uso en pacientes con neoplasia (tumores malignos o benignos), masa anormal de tejido, o en casos de personas con cáncer medular”, especifica el especialista.
No hay píldora mágica
La comunicadora social y periodista Danna Hanna es una paciente bariátrica que pasó por diversos procesos para perder peso. Le diagnosticaron en la adultez diabetes y sobrepeso. No obstante, aunque admite que son alternativas útiles en ciertos casos, la sociedad debe renunciar a la idea de contar con una ‘píldora mágica’.
“Antes de la cirugía probé de todo. Con estos medicamentos alternativos bajé 30 libras en un mes y uno piensa que puede quedarse ahí, pero no sabes que luego vas a seguir subiendo porque todo es una cuestión de hábitos. Nada de esos resultados dura, ni siquiera las operaciones, si tus raciones (de comida) son desproporcionadas en comparación a lo que tu cuerpo necesita”, advierte.
Por su propio mecanismo, la semaglutida genera saciedad, pero esto nunca debe traducirse en dejar de alimentarse correctamente, ya que para que el organismo responda de forma adecuada, se debe obligatoriamente consumir una dieta supervisada y realizar actividad física.
“En estos métodos no instantáneos, cuando ves que una persona adelgazó extremadamente en uno o dos meses, en la mayoría de los casos se debe a que no se alimentó correctamente. Como no lo necesitas o no lo sientes, crees que no debes comer y es ahí cuando empiezan los problemas de nutrición”, concluye la comunicadora.
Las nuevas opciones terapéuticas ofrecen un enfoque integral para abordar la obesidad, no solo tratando los síntomas, sino también ayudando a mejorar la salud general de los pacientes, al reducir el riesgo de enfermedades relacionadas con el peso.
Pero es importante destacar que la utilización de Ozempic o semaglutida, así como la implementación de cualquier otro método para perder peso, debe contar con supervisión médica adecuada y personalizada.
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