Exclusivo
Gastronomía
El mejor tigrillo, el de Verde Maní, combina sabores de El Oro, Guayas y Manabí
Yo te lo pruebo. EXTRA visitó a Verde Maní, en Urdesa, por sugerencia de sus seguidores y, en compañía de la propietaria Carolina Morales, te cuenta los detalles de la receta autóctona de Zaruma
Como si se tratase de la piel del felino que habita la Costa y Amazonía ecuatoriana, el plátano se tiñe de marrón, verde y negro para rendirle un homenaje. Hace cientos de años, los ancestros de Zaruma, provincia de El Oro, se apropiaron del nombre del animal para bautizar al plato que es imprescindible del menú local: el tigrillo.
En su preparación tradicional, el verde se lo cocía directamente a la brasa, lo que lo marcaba con un color negruzco por el humo. Luego se lo pasaba a una batea donde se lo machacaba con una piedra. Entre los pedazos del plátano se distinguían los tonos que se asemejaban a la piel del tigrillo.
A diferencia del bolón, la preparación zarumeña además de llevar queso y chicharrón también lleva hierbita y sofrito (cebolla blanca picada y frita), además de huevo y algunas ocasiones leche. Esto regala un festín de texturas al comensal.
Marcia Mora, directora provincial de la Asociación de Chefs del Ecuador, explica que la receta llegó a las demás regiones del país, luego de que se popularizara como la comida preferida de los mineros. “Ellos necesitaban mucha energía para trabajar en las minas. Entonces, sus esposas preparaban este plato para que desayunen o lo lleven”, explica la también directora de CEG Centro Educativo Gastronómico.
El Oro, Guayas y Manabí en un plato
Fiel amante de la cocina ecuatoriana, Carolina Morales, chef y esteticista gastronómica, cuenta en Yo te lo pruebo que su versión del tigrillo posee lo mejor de las tres provincias del Litoral. “De Guayas tenemos el jugo del seco, de Manabí la salsa de maní y de El Oro la receta y el verde”, detalla la propietaria de Verde Maní.
Yo te lo pruebo visitó el local ubicado en la avenida Víctor Emilio Estrada y Ébanos 126, norte de Guayaquil, donde Carolina nos cuenta su receta que atrae a sus clientes desde hace dos años a partir de las 08:00 hasta las 15:00, de martes a domingo.
La guayaquileña confiesa que prefiere freír el plátano para luego majarlo en la batea, “para mí es importante las texturas. Cuando tiene ese crunchy (adjetivo que se utiliza para describir que un alimento está crujiente) del verde, es por la temperatura correcta en la fritura”, detalla.
La chef le recomienda a sus comensales que acompañen al plato con la salsa del seco o maní. Siguiendo su consejo nos deleitamos con el mar de texturas que brinda su creación que tiene un costo de $ 4.93. La delicia y contundencia del tigrillo lo ha coronado como el desayuno favorito para quienes desean comer bien y ‘papearse’ para una jornada larga.