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Gastronomía
Muchín, el desayuno manabita que 'engrupió' a los colonizadores
Yo te lo Pruebo relata la historia del pasabocas que se mantiene como tradición desde hace más de siete siglos. Te contamos su historia y dónde probarlo en Guayaquil
La masita de yuca rallada bañada en miel de abejas que, en un mordisco desparrama el queso que lleva dentro, antes de que llegaran los colonizadores en los desayunos alimentaba a los estómagos de los ancestros manteños. Hoy, siete siglos después el muchín se mantiene como una tradición a la hora de degustar el primer plato de la mañana.
Su receta procede de Manabí, según Pablo Landázuri, chef especializado en pastelería y Director de la Escuela Mundo Harina. “Hay relatos que dicen que el muchín es de Montecristi y era preparado antes de las jornadas en el campo”, añade.
Cuando los españoles llegaron a lo que hoy es Ecuador, se sorprendieron al hallar una masa que se asemejaba al pan de harina de trigo que ellos consumían. “Los indígenas con sus dientes machaban la yuca y la molían, luego lo asaban porque nuestra cocina autóctona todo se preparaba con fogón”, detalla el gastrónomo.
La mezcla no era tan apetitosa porque a la yuca molida solo se le agregaba agua sin condimentos, estos ya fueron añadidos con la fusión de cocinas. Asimismo, los europeos le agregaron el queso y empezaron a freírlo en manteca de cerdo.
Actualmente, pese a que los muchines se los ofrece en algunos menús de cafeterías, las familiares ecuatorianas prefieren hacerlos en casa como una tradición.
PREPARACIÓN
Por pedido de los lectores, Yo te lo pruebo visitó a Janeth Párraga, dueña de El Toque Manabita, donde nos reveló el secreto de un muchín crocante por fuera, pero sedosos por dentro.
Para la oriunda de Calderón la clave está en cocer la yuca para luego molerla en una batea y así obtener una masa homogénea que pasará a freírse. Asegura que a su mezcla solo le añade sal, achiote y mantequilla, porque el ‘bombazo’ de sabor estará en “ponerle esencia de vainilla, ahí está la diferencia, no le pongo refrito ni nada”, confiesa.
Párraga recuerda que en su infancia era típico de su tierra desayunar muchín acompañado con miel de abejas o un dulce de caña, fue así como aprendió a hacer diversas mermeladas, entre ellas, la estrella: dulce de piña.
El sabor ligero de la yuca en combinación con el queso manaba derretido se acopla a la perfección con la piña. En un destilo de sabores, se percibe de inmediato el clavo de olor y canela de la mermelada que, en conjunto, da diversas sensaciones a la lengua. Sin duda, la tradición del aperitivo ha evolucionado con los años solo para ser más delicioso. ¡Buen provecho!
Dato
La yuca tiene una tradición gastronómica en Ecuador. Los indígenas ya la utilizaban para diversas preparaciones gracias a que esta se producía con facilidad en climas tropicales y húmedos, según un estudio del Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias Portoviejo.