El exotismo y la historia yacen en las fibras de su tierna carne de roedor. El cuy asado trae a la vida, en tiempos modernos, los sabores prehispánicos que, hoy, se fusionan con los condimentos traídos en la conquista: albahaca y comino.

El misterio para los paladares de los no nacidos en Los Andes lo convierte en un plato codiciado por los turistas. Para darle un homenaje a esta preparación, Yo te lo pruebo contactó a los más 'pepas' Los Asados de Pecho de Petronio Cordero, ubicados al norte de la Perla del Pacífico, en la ciudadela Guayaquil mz 11 solar 1 para probar este manjar como un reto impuesto por nuestros seguidores.

La huella del roedor hace su presencia en Ecuador desde 100 AC, según una investigación de la Universidad Técnica de Ambato y la Universidad de Córdoba (España). Los cobayos o cuyos fueron domesticados en el interior de los hogares de las familias de Bolivia, Perú  y Venezuela. Además de ser considerado un alimento, registros arqueológicos revelan que el pequeño animal era utilizado en rituales incas como parte de una ofrenda; asimismo, era utilizado para realizar curaciones espirituales.

En el país, se lo prepara en los cantones de la sierra central, siendo Cuenca la ciudad con más elogios. Se lo marina con un día de anticipación con ajo, comino, achiote, albahaca, orégano, cilantro y otras finas hierbas. Luego, con una estaca se lo atraviesa y se lo pone al carbón durante una hora, su piel crujiente dará aviso de que está al dente.

La crianza del cobayo es muy económica, este se alimenta de hierbas como la alfalfa, pasto y de vegetales como la zanahoria y habas. Gracias a su dieta herbívora, su carne posee un alto valor nutricional como aminoácidos esenciales y ácidos grasos. Según el Centro Nacional de Alimentación y Nutrición del Instituto Nacional de Salud (INS) de Perú, 100 gramos de cuy contiene 78.1 % de agua; 19 % de protenía, 1.6 % de grasa; 1.2% de minerales y 0.1% de carbohidratos totales.

El cuy asado es la preparación que no puede faltar en las fiestas parroquiales de la región Sierra. Su exquisito sabor sigue deleitando a quienes se aventuran a probar la carne de un animal que, en Europa y América del Norte es tratado como mascota. Sin lugar a duda, es un platillo que cualquier ecuatoriano debería probar una vez en su vida.