El desempleo es un fenómeno social con fuertes implicaciones psicológicas. De no ser bien canalizado o gestionado, este puede generar diversa sintomatología, como dolores abdominales, de cabeza, espalda, pecho, taquicardia, náuseas o vómitos, intolerancias alimentarias, problemas para dormir o exceso de cansancio, pérdidas de cabello, desarrollar enfermedades como colitis, gastritis, psoriasis. Las mujeres pueden presentar una menstruación irregular y en ambos sexos puede haber falta de 'cuerpeo', indica el psicólogo Rafael Santamaría.

“El estrés es el primer paso, luego viene la ansiedad, que lleva a la angustia, que podría terminar en pensamientos o conductas suicidas”, indica el experto.

La psicóloga clínica Cecilia Bayas Arellano manifiesta que la ansiedad que se puede desarrollar es por el temor anticipado a no volver a conseguir trabajo; a esto se suma la culpa por haber perdido el empleo.

“El individuo debe entender que su despido puede darse por reducción de personal, por la situación económica que está viviendo el país, no porque el elemento (él) sea malo”, sostiene la especialista, quien dice que la depresión puede darse, pero es cuando hay traumas y cosas no resueltas en el sujeto.

Asimismo, la psicóloga señala que las personas frágiles (baja autoestima, inseguridad) son presa más fácil, las resilientes lo superan más rápido.

Los más 'fregados' son los hombres y los cincuentones

Estar sin ‘camello’ afecta tanto a hombres y mujeres, pero hay que considerar varios factores que influyen, como la edad, el tiempo que lleva sin laborar, las cargas familiares, expresa Santamaría.

Además, dice que repercute el tipo de personalidad de cada uno y su forma de reaccionar ante las contrariedades.

Bayas coincide en que no hay género exclusivo para que se dé la ansiedad por el desempleo, pero que existe el estereotipo social de que el hombre es el principal proveedor y cabeza de hogar, por eso él se exige más.

El psicólogo también habla sobre los cincuentones. “La presión ante la posibilidad de no alcanzar la pensión de jubilación tiene efectos directos sobre la autoestima, motivación y la salud mental de los que están cerca de los 50 años”, concluye Santamaría.

EXTRAtips

1. Si tienes ansiedad, acepta tu realidad. Ese es el primer paso. Si esto te está perjudicando en el desarrollo de tus actividades cotidianas (comer, dormir, etcétera), te afecta a las relaciones familiares (peleas y otros), entonces consulta, anda a terapia y recurre a tu círculo de gente de confianza (familiares, amigos, la iglesia), háblalo con ellos.

2. Establece un plan de acción. En él fija los posibles lugares para aplicar a un nuevo empleo. También en él escribe qué vocación tienes, los talentos y habilidades que posees, porque podrías emprender hasta que consigas algo. Podría darse una gran oportunidad.

3. Esencial que la persona desempleada mantenga una rutina. De no seguirla, el sujeto puede permanecer con muchos ratos de ocio y tirarse al abandono. Tener esa rutina ayudará a que su vida no sea caótica.

4. Practica técnicas de relajación y actividades que te gustan. Respira de manera consciente y controlada (cuente hasta 5 y bote el aire), lee, oye música, etc.; así no estarás pensando en lo mismo y lo mismo.

5. Aprovecha para seguir capacitándote. Mientras más conocimientos y habilidades desarrolles, más enriqueces tu currículum. Puedes navegar por internet e ingresar a cursos gratuitos como Coursera, Aprender Gratis, UniMOOC, entre otros; hay muchas opciones.

6. Nunca le digas al ‘peloteado’: “Hazlo tú que estás desempleado”. Este tipo de frases puede empeorar el cuadro de ansiedad. Es más, apoya a su familiar afectivamente y, si puede, de manera económica.