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Cuerpeo

Las trabajadoras sexuales se sorprenden con cada pedido fuera de lo común. Pero hay cosas recurrentes, como cuando les solicitan tríos.ARCHIVO / EXTRA

Algunos clientes de la prostitución se vuelven 'loquitos' con el dedito

Las mil y una peticiones 'lámparas' de los usuarios del sexo por pago. Solicitan que los mojen con pis o les entren a divino látigo para excitarse. 

“Dale, mami, oríname toditito. Lléname la boca”. Esa frase no se le borra de la memoria a Adriana. Se la dijo un cliente de sus servicios sexuales, mientras ella lo complacía con su extraño pedido.

La joven, de 26 años, se quedó ‘helada’ por semejante solicitud. Tardó unos segundos en reaccionar. Después pensó: “¿por qué no hacerlo?”, si no era ella a quien le iba a caer el líquido. Finalmente, accedió...

No tenía ganas de orinar en ese rato. Tuve que tomarme un jugo para poderlo hacer”, recuerda la sexoservidora mientras intenta no reírse para continuar con el peculiar hecho.

En los seis años que lleva en este trabajo, otros dos hombres le salieron con la misma petición. Nunca contempló esa posibilidad. Ni siquiera con una pareja. Pero una de las cosas que ha aprendido en su ‘camello’ es que quienes pagan por ‘cuerpeo’ no se limitan. Quieren cumplir sus deseos como sea.

Eso sí, como dice el dicho, nada es gratis en esta vida. Adriana cobra de 20 a 30 ‘latas’ por cada pedido extra, además de los 25 dólares que deben pagarle por estar con ella.

“AZÓTAME DURO”

Silvana, otra trabajadora sexual, cuenta que en una ocasión logró que un usuario eyaculara sin que la haya penetrado. La mujer aún arruga el rostro al rememorar cómo el cliente llegó al orgasmo.

Llegó enternado al chongo donde ella laboraba en esa época. Él cargaba un maletín de cuero. Tenía ‘pinta’ de abogado o de empresario, dice.

Cuando entraron a la habitación, el cliente se quitó la corbata, puso el portafolio en la cama y lo abrió. Silvana se quedó inquieta con lo que vio...

“Eran una serie de juguetes sexuales. También había un látigo. Él me dijo: ‘No te me desnudes. Te voy a pagar bien, pero quiero que hagas lo que yo diga’”.

Posteriormente, el individuo le explicó lo que pretendía: “Quiero que me camines encima”, dijo. Se acostó boca abajo y le pidió a Silvana que sobre su espalda empiece a dar unos pasos. Pero, curiosamente, quiso que no se quitara los tacos.

Ella subió al colchón y empezó a caminarle, intentando equilibrarse apoyando las manos en la pared. Trató de no pisarlo fuerte, pero él le gritaba: “¡Clávame los tacos, eso me excita!”.

El cliente empezó a gemir. Se emocionó. Pedía más. Hasta se puso boca arriba para que también lo pisen de ese lado.

Después, el cliente agarró el látigo y clamó que lo azotara. “Se puso en cuatro y me decía: ‘Pégame, castígame’. Yo estaba asustada y a la vez sorprendida”, menciona la sexoservidora.

Otro deseo recurrente de la clientela es que las sexoservidoras participen con ellos en tríos u orgías.

Los gritos del hombre eran tan fuertes que uno de los empleados del centro de diversión para adultos golpeó la puerta de la habitación para preguntar qué estaba ocurriendo. Silvana le indicó que el cliente pedía que lo latigueen y que a eso se debía el escándalo.

Nunca me tocó. Tampoco se masturbó, tanta fue su excitación que eyaculó. Yo me quedé asombrada, primera vez que me pasaba algo así”, revela.

'CREATIVOS'

Adriana refiere que le ha tocado atender a hombres tan creativos que, incluso, cargan juguetes sexuales, velas grandes, frutas y verduras en forma de pene o puntiagudas, para que se las introduzcan por atrás.

Otros han llegado al punto de pedir que les introduzcan el dedo. Sin embargo, ante este pedido ella se ha negado siempre. Lo considera antihigiénico y por eso no lo hace.

Comenta que compañeras del oficio le han contado que sí han cumplido esos pedidos, pero utilizando un preservativo en los dedos, pero no se animan a hacerlo ‘pelo a pelo’.

“El acceder o no a estas peticiones ya es cosa de cada una. Aquí lo importante es que el cliente comprenda que cada chica está en su derecho de aceptarlas o no. También deben saber que todo eso es con un pago adicional”, expresa Adriana.