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Zape morboso: Mujeres se 'arman’ de valor y 'ñeque' para no dejarse de los hombres agresores
Cansadas de tanta violencia en contra de mujeres, dos jóvenes decidieron aprender artes marciales. “Al menos, no se salvará de un golpe”, afirma una de ellas. Una abogada y una fiscal coinciden en que las agresiones en contra del género femenino aumentan cada día y que pueden ocurrir dentro y fuera del hogar.
La principal arma para protegerse de la agresión de un hombre, no la llevan dentro de la cartera, ni escondida en la pretina de un pantalón. La mejor dotación de dos guayaquileñas son los conocimientos de las técnicas de defensa y, sobre todo, el control de sus emociones en casos de riesgo.
Dominique Marie Dávila Silva tiene 27 años y la mitad de su vida ha practicado actividades ligadas al fortalecimiento del cuerpo como halterofilia (levantamiento de pesas) y crossfit. Su afición al deporte la ha combinado con su profesión de abogada. Sin embargo, esta última le ha servido para palpar de cerca los maltratos de los cuales son víctimas las mujeres, dentro y fuera del hogar.
Durante dos años Dávila laboró en la Corte Provincial del Guayas y uno de los casos que más le llamó la atención es la crueldad con la que fue asesinada una mujer, presuntamente por su cónyuge.
“La golpearon y arrastraron por las escaleras de la casa, lamentablemente, ella no pudo defenderse. También leí expedientes de mujeres atacadas en las calles, manoseadas en los buses... sentí que debía estar preparada y hace 10 meses comencé a tomar clases de jiu-jitsu”, revela.
Su profesión y la de sus padres, también abogados, la ha ayudado a entender que los femicidios o los ataques a las mujeres no solo ocurren en estratos sociales bajos, en sectores apartados o dentro de cuatro paredes.
“Suceden en familia que tienen recursos económicos, en la calle y a plena luz del día”, como lo ocurrido el pasado 11 de septiembre con Nicole Ramos en el norte de Guayaquil.Ese día, la mujer de 30 años fue golpeada brutalmente por un hombre al que le reclamó por haberle tocado las nalgas. Y para indignarse más aún: nadie hizo nada por defenderla.
En su caso, Dominique recuerda que sus padres le inculcaron el deporte, “siempre quisieron que obtuviera capacidad técnica y física para defenderme, para poder escapar o forcejear”, acota.
Pero la abogada confiesa que no solo se arma de valor y conocimientos en artes marciales para prevenir o contrarrestar un ataque, en la guantera de su carro o en la mochila, junto a su ropa de entrenamiento lleva un taser (arma eléctrica), con el que asegura podría frenar la arremetida de un bandido o de un agresor sexual. “No sé en qué momento me puedo topar con un morboso, al menos este aparato me ayudará a que el agresor tome distancia. No me quedaré con los brazos cruzados, al menos no se salva de un corrientazo o de un golpe”.
María Pía Guerrero González, de 23 años, comparte el interés de Dominique por este deporte de origen japonés, en el que se combinan distintas técnicas enfocadas en la defensa personal, pero sin armas.
La joven, quien es cinturón morado, manifiesta que desde el 2015 practica jiu-jitsu y que lo que más le llamó la atención al inscribirse es que la mayoría de las mujeres que realizan esta actividad busca estar preparada para defenderse en caso de una agresión.
“El deporte te da coordinación física y mental. Aunque siempre es mejor salir corriendo, pero si se llegara a dar una pelea, vamos a saber cómo actuar en ese momento. Lo ocurrido con la chica en Sauces fue terrible. No creo que ella haya podido hacer otra cosa, es un claro ejemplo de cómo, si nos preparamos en defensa personal, vamos a saber qué hacer”, sostiene.
Pandemia
de violencia
Durante las más de dos décadas como abogada, Fanny Silva ha tenido que batallar con casos en que las mujeres y menores de edad han sido víctimas de maltrato, violación y asesinato, y es por eso que a sus dos hijas (Dominique es la menor de sus descendientes) les ha inculcado que a más de una carrera profesional, practiquen una actividad deportiva ligada con la defensa personal.
“Las mujeres deben prepararse para defenderse, pero hay casos en que el factor sorpresa es demasiado alto y el momento en que te sucede entras en terror. No hay que olvidar que la mujer nunca estará al mismo nivel de fuerza que el hombre, aunque si tiene nociones de defensa, podrá hacer algo”.
Para la especialista en Derecho, la violencia en contra de la mujer se ha convertido en una pandemia silenciosa que va en aumento (ver infografía) y que no distingue raza, religión, estatus social, edad o si la víctima es profesional, porque a su criterio cuenta con la complicidad de la sociedad, que reacciona indolentemente antes estos actos que terminan en femicidios.
“La violencia está generalizada, naturalizada, muchas veces porque desde nuestra niñez hemos estado en un ambiente de violencia. Por ejemplo, el padre llega al hogar, agrede a la madre, ella inconscientemente golpea a su hijo y el niño a su muñeco o a su mascota. Nadie toma conciencia”.
Explica que en los casos de violencia sexual o psicológica surge un inconveniente y es probar el hecho, porque de no hacerlo es imposible conseguir justicia.
“Estamos ante una justicia ciega y sorda, donde los operadores de las leyes no tienen una perspectiva de género y entonces una agresión como la que hemos visto, únicamente se convierte en lesiones y que no se dan cuenta de que pudo acabar en femicidio”.
abogada
No solo graben, ayuden
Para la coordinadora de la Unidad de Violencia de Género, la fiscal Yoli Pinillo, la responsabilidad no solo es de las autoridades que administran justicia y de la Policía, sino también de la ciudadanía, quienes muchas veces son testigos de violencia, pero no alertan ni llaman al ECU-911, aun tratándose de un hecho flagrante.
“El denunciante puede ser cualquier persona, no solo se debe filmar lo que ha pasado, hay que dar la voz de alerta, así estamos previniendo la violencia de género”, aconseja.
Cita como ejemplo el caso de una niña de 8 años que estaba siendo víctima de agresión sexual por el conductor de un expreso. La reacción de la vecina de filmar y llamar a la Policía permitió detener al agresor sexual. “No nos podemos callar, porque nos convertimos en cómplices y el hecho quedará en la impunidad y el agresor buscará otra víctima”.
fiscal
Pinillo también sostiene que los conocimientos de defensa personal son como una medida de autodefensa, pero lo más importante es estar alerta y una de las formas de protegerse para las mujeres que salen de casa es cambiar la rutina y no asistir solas a determinados lugares.