El griterío de “cojo a tal”... “me llevo a tal”... volvió a oírse en las calles Sucre, entre Víctor Hugo Briones e Ismael Pérez Pazmiño. En esa zona del suroeste de Guayaquil, el ‘peloteo’ se retomó luego de un mes de encierro y estado de excepción, con ‘pata dura’ como siempre, pero más cansancio.

El confinamiento ‘pasó factura’ ligeramente en el físico de la ‘gallada’, pero no en sus ganas de reencontrarse, hacer deporte y olvidarse de los problemas habituales.

A eso de las 16:00 del sábado 22 de mayo, de a poco fueron llegando al barrio los ‘panas’ que juegan índor y también los que van a ver los encuentros.

Por el buen espacio horizontal y vertical de la improvisada cancha, cada equipo tiene seis integrantes. Gana el que primero anote dos goles. Hay enfrentamientos tan parejos que tardan hasta una hora.

Hubo quienes no se veían desde el 23 de abril, cuando empezó a regir el último toque de queda decretado por el Gobierno, que concluyó el jueves.

LAS ‘JODAS’

“Has regresado más ‘mandarina’”, le dijo un amigo a otro en son de broma. Uno, en cambio, ‘fregó’ a uno de sus ‘parceros’ tildándolo de ‘gogotero’, porque llegó con el cabello teñido de amarillo.

Luego de varias conversaciones y una que otra ‘joda’ empezaron los cotejos. Primero participaron los ‘pollitos’, que rondan los 30 años y un poco más. Después, quienes pasaban de 40. Por último, los de 50 y tantas ‘vueltas’.

Tienen ‘chuzos’ de toda gama, incluidos los infaltables Venus. Sin importar el tipo de zapato, cada ‘bazucazo’ se escuchaba como un misil.

“Me costó un poco jugar por la para que tuvimos, salí a los 40 minutos. Pero lo importante es compartir de nuevo con los amigos y hacer una actividad sana”, comentó Franklin Morán, uno de los ‘peloteros’.

Él, al igual que otros vecinos, citaron que en este sector que forma parte del barrio Garay, se juega pelota a un alto nivel, al punto de que van de otros barrios a participar en torneos de allí. Exjugadores del fútbol nacional también han ‘asomado’ por la zona.

Hasta tienen un clásico: El Club de los Batioja contra Atletas de Cristo, equipos de vecindarios cercanos.

Francisco Hernández integra el primero de ellos. Durante el encierro, pateaba un balón en el patio de su casa para calmar sus ganas de jugar y trotaba entre semana para estar en forma.

EL SALVADOR DE LA 'LEONA'

Ignacio Rosado se frotaba las manos con la vuelta al ruedo del índor callejero. Él acostumbra a estacionar su triciclo del lado de Víctor Hugo Briones para vender su fritada.

Ofrece platillos de una ‘lata’, que vienen con chancho, choclo, mote y chifles. Todo acompañado con una salsa de cebolla. Es pura ‘vitamina’.

El adulto mayor va a esa esquina cada sábado, de 16:00 a 18:30, lapso que usualmente dura la actividad deportiva. Es el ‘duro’ para calmar el hambre que le da a los jugadores al terminar un encuentro.

“Ya puedo trabajar. Aquí siempre vendo varios platos. Ya me hacía falta que los muchachos puedan jugar”, dijo.

Y así, al igual que en este sector, toda la ciudad volvió a mostrar su cara deportiva callejera el fin de semana.