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Nunca supo que estaba embarazada hasta que parió
Venezolana sintió cansancio y escalofrío y pensó que estaba con el coronavirus. Luego le sobrevino un dolor y así llegó el inesperado Job Sebastián
Han pasado cinco días y Elizanyer Serrano no asimila lo ocurrido en su vida. El sábado 18 de julio de 2020 dio a luz al sexto de sus hijos. Pero el último llegó sin esperarlo. Nunca, según afirmó, supo que estuvo embarazada.
La venezolana, de 31 años de edad, vivió los casi ocho meses con total normalidad. Incluso tenía su periodo menstrual de manera regular. No hubo achaques y peor barriga, aseguró la joven. Pero ese sábado, cuando retornó del trabajo, le ocurrió algo extraño a su cuerpo.
Trabaja en un restaurante y su jefe al verla pálida le regaló un suplemento alimenticio para que tenga energías. Dijo que cuando llegó a casa, a eso de las 23:00, sintió cansancio y escalofrío. Se asustó porque pensó que se había contagiado del coronavirus. Fue al baño a desinfectarse y quitarse la mascarilla. Cuando estaba abriendo la refrigeradora le sobrevino un dolor intenso en el vientre que la obligó a pujar.
Me asusté a ver al ‘mono’
Elizanyer, haciendo el esfuerzo por caminar y hablar por el dolor y todavía sorpresa del parto, siguió su relato. “Cuando pujé, sentí que algo se desprendía de mi cuerpo. Puse las manos debajo de mi vientre y sentí una cabecita. Vi al ‘mono’ que estaba bajando. Sentí susto. No sabía qué me estaba pasando”, narró la migrante.
Al percatarse que estaba pariendo comenzó a gritar por ayuda y todos en su casa salieron a auxiliarla. La chama vive con su abuela, de 69 años de edad, y sus cinco hijos menores.
En ese momento, entre el susto y la sorpresa, la abuela buscó las sábanas que tenía y un abrigo de ella para arropar al neonato.
“Parí en la casa con ayuda de mi abuela y mis hijos. Los paramédicos me dijeron que no toque nada, tampoco me atreví a tocarlo. Ellos llegaron, le cortaron el cordón y nos llevaron al hospital donde estuvimos dos días. El bebé está bien”, sostuvo la parturienta.
Los retoños comentaron que estaban asustados porque, supuestamente, nunca vieron a la mamá embarazada.
La extranjera llegó al Ecuador hace tres años. Del padre de sus hijos prefirió no hablar. Arrienda un pequeño cuarto en la calle Urdaneta, en un pasaje con escalinatas, en el centro de Ambato de la provincia de Tungurahua. Es la única que labora en su casa y gana 10 dólares diarios.
Por el parto inesperado debe guardar reposo mínimo 20 días. Su angustia aumenta porque el dueño de la vivienda también le ha pedido que abandone el cuarto y tiene 15 días para buscar otra casa. “Con un nuevo hijo y sin dinero es angustiante”, expresó la joven.
Nombre bíblico
Elizanyer, contenta, manifestó que su hijo se llama Job Sebastián. El primer nombre fue escogido por el papá que profesa el cristianismo. “Me explicó que Job es el papá del cristianismo y era un hombre de paciencia que caminó siempre firme en Dios hasta en la muerte. Mi hijo será un hombre de fe”, puntualizó.
En el Hospital Regional de Ambato, médicos informaron que son embarazos atípicos. Es decir que están fuera del útero y se desarrollan hasta máximo seis meses y si no es tratado a tiempo corren riesgo la madre y el feto. En Ambato no se han dado casos similares en los últimos años, indicaron. (YIE)