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Don Raúl atiende el negocio familiar desde hace 20 años.Joffre Flores

El único 'huequito' de Guayaquil en el que venden papas con cuero

Raúl es el único que vende un platillo de la Sierra en un sector del norte del Puerto Principal. Él considera tanto a sus clientes que hasta les fía

Las papas con cuero tienen su ‘abanderado’ en la ciudad de Guayaquil. Raúl Agray, de 53 años, es el vendedor estrella del platillo originario de la Sierra ecuatoriana en el sector de la ciudadela Martha de Roldós, en el norte de la urbe porteña.

El hombre, en pleno atardecer y en la oscuridad de las noches, empuja una carreta con ollas llenas de comida desde la cooperativa Pájaro Azul, es decir, aproximadamente dos kilómetros de subidas y bajadas.

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El sonido que hace su carretilla es particular por las grandes bandejas de aluminio en las que transporta los alimentos. Estas contienen comidas típicas que la ‘pípol’ busca: seco de pollo, seco de carne, guatallarín y la insigne papas con cuero.

Su oferta, asegura, se le acaba rapidito. “A veces, la gente se amontona para que los atienda. De un momento a otro se llena de clientes y uno se desespera por atender a todos, pero solo toca moverse rápido para tener a todos satisfechos”, asegura.

Raúl cree que a los ciudadanos les encantan los platos típicos, por lo que todos los días vende el mismo menú, sabiendo que la preparación se acabará en unas pocas horas. “Los clientes dicen que es bueno, que tiene buena sazón, pero también hay que saber cómo se lo atiende: con amabilidad, con predisposición y, obviamente, teniéndole todo a la mano”, cuenta.

El plato estrella son las papas con cuero, que él sirve generosamente para todos los clientes.Joffre Flores

Y es que Raúl tiene todo al alcance de sus clientes. Con el plato fuerte también ofrece el jugo y, para coronar, una rica salsa de ají. “Lo mejor es que por un par de dolaritos se va bien merendado a su casa”, bromea.

Raúl ha mantenido el negocio por más de 20 años, sin embargo, en el sector en el que actualmente ofrece la comida típica solo tiene un puesto.

Hace poco tiempo sufrió de un ataque por extorsión. Eso le hizo temer por su vida. 

Él cuenta que previo a establecer su venta en la ciudadela Martha de Roldós recorría la entrada de la 8, en el noroeste. Pero luego de un incidente en el que su vida estuvo en riesgo, salió. “Estaba muy peligroso ya”, dice.

Uno de sus comensales comentó que lo chévere de don Raúl es que les fía a los que no cargan ‘billete’ en el momento. “Son honestos y nunca se demoran en pagar, por eso los ayudo”. Ahora, el hombre piensa en ampliar su menú y también su carreta.

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