Eran cerca de las 10:30 del jueves 8 de febrero cuando una empleada del hotel SoHo 54 en Manhattan, Nueva York, encontró el cuerpo sin vida de Denisse Oleas-Arancibia, una ecuatoriana que había dejado su tierra hace casi 5 años. La mujer de 38 años yacía en el piso 11 del hotel, junto a una plancha ensangrentada. No había signos de entrada forzada.

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La autopsia reveló que Oleas murió por compresión en el cuello y traumatismo craneoencefálico contundente, lo que significa que fue golpeada y estrangulada. Su muerte ha sido declarada homicidio, según un portavoz del médico forense de la ciudad.

Su hijo, Edwin Cevallos, de 18 años, contó al medio local Daily News que la última vez que habló con ella fue un día antes de su muerte. "En la semana anterior ella estaba triste, muy nerviosa y preocupada", relató Cevallos, pero sin saber si ese miedo estaba relacionado con su muerte.

Las amigas de Oleas, Silvana Salguero y Johana Sánchez, relataron a la cadena Univisión algunos detalles sobre la víctima. "Duele mucho, es muy fuerte, no lo puedo creer. Lo más doloroso es la manera en cómo se fue: tenía mucha sangre, le habían dado con una plancha en la cabeza y estaba envuelta en una sábana", lamentó Salguero.

Sánchez mencionó que Oleas vivía en la Gran Manzana con su hijo y un sobrino, y se ganaba la vida limpiando habitaciones en hoteles. "Quisiéramos saber que las autoridades ayuden a encontrar algo, a saber qué pasó", indicó.

Cevallos corroboró que su madre iba a trabajar a Manhattan todas las tardes, pero no sabía a qué hotel específicamente, ya que ellos residían en el barrio Jackson Heights en Queens, a unos 30 minutos de distancia en vehículo del lugar donde fue hallada su madre.

"Ella quería una vida mejor porque en Ecuador hay mucha gente mala, era muy peligroso. Ella siempre estuvo trabajando para nosotros para darnos la mejor vida en este país”, expresó el joven, quien añadió que “ella siempre tenía dinero para cubrir cualquier cosa en la casa. No le debía dinero a nadie".

Hasta el cierre de esta edición, las autoridades no han realizado arrestos, pero investigan un par de pantalones ensangrentados con un recibo encontrados en la habitación.

Las amigas de Oleas indicaron que su cuerpo será trasladado a Ecuador para su sepultura.

Su hijo Edwin Cevallos habló con ella por última vez un día antes de su muerte. El día antes de su muerte, Oleas despertó a su hijo para ir a la escuela y le preparó el desayuno: “tocino con huevos y batido de plátano. Fue un día normal”, dijo el joven. Pagó un taxi para llevarlo a la escuela y lo bendijo con la señal de la cruz, diciéndole: “Adiós, te amo”.

Cerca de las 9:30 de la mañana, le envió un mensaje de texto solicitando dinero para un corte de pelo. Ella le respondió con un mensaje de voz, confirmando que le enviaría el dinero al barbero a través de su teléfono a su llegada. Él, ilusionado, esperaba mostrarle el resultado final, pero su madre nunca regresó.

Victoria Marinucci, una mujer que se alojaba en la habitación contigua a donde se descubrió el cuerpo de Oleas recordó una escena caótica en el hotel. “El gerente golpeaba y gritaba: ‘¿Hola? ¿Hola? ¿Hola?’, entonces había detectives por todas partes. Fue realmente aterrador”,  relató a Daily News.

Luego, Cevallos llamó a la policía y un agente se presentó en su casa para llevarlo a Manhattan, donde le dio la trágica noticia.

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