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Opinión

Editorial: Sabor e identidad desperdiciados

Lamentablemente, en Ecuador cada quien camina por su vereda

El plato tradicional de la Semana Santa, la fanesca, que ha cautivado paladares incluso de extranjeros, es orgullosamente ecuatoriano. Y bien vale recordarlo, porque en este país lo bueno, lo que está hecho con nuestras propias manos, muy pocas veces recibe el valor que merece.

Los ecuatorianos han sido testigos de cómo países vecinos cuidan, valoran y proyectan su gastronomía, elevándola a niveles gourmet para el deleite del mundo. Todo esto, respaldado por campañas nacionales que promueven el orgullo de compartir sus platos típicos como parte esencial de su identidad. Lamentablemente, en Ecuador cada quien camina por su vereda, desperdiciando así la oportunidad de estructurar una campaña grande, atractiva y bien dirigida, que aproveche la riqueza de nuestra cocina para desarrollar el turismo gastronómico en fechas claves como la Semana Santa.

Las empresas públicas y privadas deben unirse para crear una estrategia con una sola dirección, que impulse a emprendedores, chefs, artesanos y empresarios del turismo. Solo así lograremos que el país, con toda su riqueza cultural y culinaria, sea el gran beneficiado. Apostar por lo nuestro no solo es cuestión de identidad, sino una ruta para el desarrollo económico y el posicionamiento de Ecuador como un destino con sabor propio.