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Trabajadoras sexuales guerrean con licras apretadas
Las mujeres tuvieron que buscar otros espacios mientras se desarrollaban las festividades por la Batalla de Pichincha, en Quito.
Las trabajadoras sexuales del Centro Histórico de Quito viven su propia Batalla de Pichincha. La diferencia radica en que ellas no pretenden independizarse del yugo español, sino de las medidas de las autoridades que las han desplazado de sus lugares de trabajo.
Ellas no utilizan uniformes de influencia francesa como los Granaderos de Tarqui. Su indumentaria son licras ‘todo terreno’, blusas apretaditas y tacones altos con los que combaten a diario en hoteles que se han convertido en trincheras.
Sin embargo, durante las celebraciones por el bicentenario del 24 de Mayo, las chicas fueron desplazadas y los lugares que utilizaban para dar su servicio fueron clausurados momentáneamente, mientras se desarrollaban las festividades.
Nelly Hernández, representante de la asociación Unidas por Nuestros Derechos, comenta que no les avisaron sobre dichas restricciones. Ella dice que tuvieron que buscar otras ‘fronteras’ para poder laborar. Las vallas que colocó la Policía Metropolitana en algunas arterias principales del centro eran paredes de asedio que no les permitían ganar dinero.
Ximena, una de las sexoservidoras que labora en la Plaza del Teatro, menciona que el 24 de mayo solo tuvo tres encuentros con clientes. Esto no le alcanzó para llevar comida a su casa. Añade que en un día normal suele tener de 10 a 13 usuarios de su servicio.
presidente de Plaperts
Una lucha histórica
Hernández indica que en la actualidad existen 312 trabajadoras sexuales en el Centro Histórico, que pertenecen a cuatro organizaciones. Están ubicadas en la Plaza de Santo Domingo, la Plaza del Teatro, La Marín y algunas calles como la Olmedo, Manabí, Rocafuerte y Flores.
Hace 20 años fueron reubicadas del sector de la 24 de Mayo y, según Hernández, esto no cambió nada porque en la actualidad en ese lugar suceden muchos delitos y el comercio ha disminuido.
Andreína, otra de las chicas, dice que las trabajadoras sexuales son tan importantes dentro de la historia como los mismos militares que lograron la independencia. Para ella, esta labor es una de las más antiguas de la humanidad y ayuda a crecer la economía de los alrededores. “Por nosotras los clientes consumen en los salones y compran víveres o ropa para llevar a sus familias”.
Nuevos ‘combatientes’
David González, presidente de la Plataforma Latinoamericana de Personas que Ejercen el Trabajo Sexual (Plaperts), señala que desde hace unos cinco años se han enlistado hombres a las filas de las trabajadoras sexuales que también prestan este servicio; entre ellos, él.
Afirma que siendo parte de este mundo se ha dado cuenta que la discriminación de las personas y el desplazamiento de las autoridades han sido por temas morales y no laborales. “Deben tratarnos libres de estigmas y prejuicios. Somos personas íntegras y llenas de valores”, señala.
A los hombres, según González, se les ha hecho más difícil ser aceptados. Por eso acompañan en la lucha a sus compañeras para que el sentir sea colectivo.
Celebrarán su día a lo grande
Así como la capital celebró la Batalla de Pichincha, las y los trabajadores sexuales conmemorarán su día el próximo 2 de junio. Nelly Hernández comentó que efectuarán un evento cultural en el que mostrarán a la ciudadanía qué implica ser una sexoservidora.
El acto se realizará en la Plaza del Teatro y estará a cargo de las cuatro organizaciones del Centro Histórico de la capital.
representante de una asociación