Las furgonetas escolares se volvieron a ‘llenar’ con estudiantes de 3.333 planteles educativos a nivel nacional, según determinó el Ministerio de Educación.

Desde el anuncio hubo hermetismo, puesto que por seguridad no se emitió un listado oficial, sino que los padres de familia fueron notificados por sus respectivos planteles.

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El miedo por la violencia que ha escalado hasta el sistema educativo estuvo presente para todos. Aunque en la capital los padres estuvieron de acuerdo con el retorno a las aulas. “Si no seguimos con nuestras vidas, no sacamos nada. Debemos vencer el miedo”, dijo Daniel Tufiño, un padre de familia del Colegio 24 de Mayo, ubicado en el norte de la urbe.

El progenitor se trasladó desde Guayllabamba, el extremo norte, para dejar en la puerta a su hijo Mateo, que cursa el segundo de bachillerato. “Eso sí, me aseguro de que entre al colegio y a la salida también haré lo posible por llevarlo yo mismo en mi moto”, manifestó.

En el colegio Juan Montalvo, en el centro-norte, los padres estuvieron en la puerta no solo para vigilar a sus hijos, sino para revisar sus mochilas.

Yolanda Artieda y Soraya Lalangui fueron las encargadas de mirar en el interior de los bolsos de las alumnas, mientras que un padre lo hacía con los varones. “En cuanto nos avisaron que volvían al colegio, nos organizamos. No podemos correr ningún riesgo”, comentó Yolanda.

Allí se desplegó un contingente policial para resguardar a los estudiantes, aunque ella espera que se mantenga y “no sea solo por los primeros días”.

Agregó que si bien celebran la presencia de los uniformados, sienten que no es suficiente, debido a la incursión de grupos de delincuencia organizada incluso en las sesiones virtuales. “En este colegio no ha pasado, pero no estamos exentos. Por eso preferimos estar cerca de nuestros muchachos. Los cuidamos”.

Daniel Tufiño indicó que el plantel donde estudia su hijo no ha comunicado sobre la existencia de algún protocolo en casos de violencia o ataque. Zulma Guzmán, docente del 24 de Mayo, expresó que “no tiene miedo de volver, porque a las circunstancias hay que ponerles el pecho”.

A sus alumnos les ha enseñado que tengan cuidado en los alrededores del colegio y está pendiente de la situación de cada uno y sus barrios. “Hay comisiones de riesgo y seguridad en el plantel. Ya hubo una reunión y ya se está coordinando con los padres para continuar con las brigadas”, dijo.

Sin embargo, no hubo presencia policial en esa zona en el momento de la visita del equipo de EXTRA. María Chasi estuvo desde las 05:30 para colocar su puesto de golosinas en la vereda del colegio 24 de Mayo. “Yo me emocioné porque los pocos ahorros que tenía se me estaban terminando, con esto se vive al día”.

Su jornada se extiende hasta las 15:00 y espera que las rondas policiales se retomen. “Generalmente sí estaban los patrulleros por aquí, eso ayudó a que ya no haya robos”.

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La situación en los colegios de Guayaquil fue diferente. A pesar de que el Ministerio de Educación dispuso que 77 escuelas y colegios debían retornar a clases presenciales desde ayer, un equipo de este Diario constató que solo tres planteles, situados en el norte de la urbe, lo hicieron, pues el temor a la inseguridad en los docentes, padres de familia y hasta en los alumnos fue más fuerte que el deseo de volver a las aulas tras 15 días de ausentismo.

Alejandra Loor, quien tiene a sus hijos de nueve y seis años en una institución educativa del norte porteño, dijo que sus niños fueron a clases porque vive cerca del plantel y ella los lleva y los recoge a la salida.

“La angustia que vivimos por tanta violencia es tremenda. Vivo a menos de una cuadra y me asomaba por la ventana o el balcón a cada ratito para ver si había alguna novedad. Quienes viven en otros sectores no mandaron a sus hijos, por temor a algún tipo de atentado de estos grupos criminales que nos han robado la tranquilidad”, afirmó.

Juan Carlos Campoverde, quien tiene a su hija mayor cursando el tercero de bachillerato y a la menor el séptimo año de básica, comentó que sus niñas fueron a clases porque comenzaban los exámenes finales, además de que en educación virtual los estudiantes no aprenden.

Por su parte Linda Briones, quien también tiene a su hija educándose en un plantel del norte de la ciudad, manifestó que la medida de seguridad que tomó para que su niña retorne a las aulas es llevarla más temprano y recogerla minutos antes de la salida.

Una fuente de la Unión Nacional de Educadores (UNE) explicó que la mañana de ayer docentes de varios planteles se reunieron para coordinar las acciones que van a tomar para retomar las clases en las aulas. Y que de los 77 colegios que debían volver a la presencialidad, pocos lo hicieron ayer. (DMA/AEB)

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