“¿Cómo les digo a mis hijos que su padre está muerto?, ¿por qué nos hacen esto?, ¿hasta cuándo, Señor? ¡Dios, es una pesadilla!”, fueron los gritos desesperados, ayer, de dos mujeres que compartían el mismo dolor y sufrimiento: el asesinato de sus esposos y padre de sus niños. Ambos eran taxistas informales.

(Te invitamos a leer: Encuentran sin vida a la policía desaparecida en Puerto Bolívar)

A las 07:00 en la cooperativa Virgen del Cisne, en el sector San Eduardo, en el oeste de Guayaquil, fue acribillado José Luis Ríos Mármol, de 35 años. Los criminales se movilizaban en una motocicleta.

La víctima residía a pocas cuadras de donde fue interceptado y baleado, y pocos minutos antes había dejado al mayor de sus tres hijos en el colegio. Al conocer de la tragedia, sus familiares corrieron hasta el lugar donde estaba el cadáver.

La esposa, el padre y parientes políticos de José Luis fueron los primeros en llegar. A los pocos minutos, antes de que el cadáver fuera embarcado en el carro de Medicina Legal, llegó el mayor de los descendientes del occiso. El adolescente, de 16 años, quien vestía el uniforme del plantel donde estudia, se acercó al carro donde estaba su padre, mientras recibía los abrazos y consuelo de su madre.

“Su hijo estaba en el colegio, lo llamaron para darle la terrible noticia. Tiene otros niños, uno de 2 años y un bebé de meses de nacido. Él no tenía problemas con nadie, pero hace algunos días tuvo un accidente. La persona con la que chocó lo amenazó de muerte. No sabemos quién es, solo que es de la zona”, comentó una allegada del occiso.

Sin embargo, familiares y moradores no descartan que la motivación del asesinato haya sido por extorsión, ya que José Luis y sus compañeros de labores eran ‘vacunados’ por delincuentes, quienes afirman pertenecer a una organización criminal.

“Son 26 taxistas informales que hacen base en ese sector. Ellos cobran 50 centavos por pasajero. La ruta es hasta la 38 y Portete. Los ‘vacunadores’ les exigen $ 2 diarios a cada uno de los conductores, quizá el vecino se negó a pagar y por eso lo mataron”, manifestó un habitante de la mencionada cooperativa, que también es conocida como Ciudad Perdida.

Eran las 08:30 de este jueves cuando la esposa de Pedro Antonio Ramírez Ramírez recibió una llamada que le ‘heló la sangre’: “mataron a tu esposo”, le dijeron. Desesperada salió de su casa, ubicada en la ciudadela Primavera 2, y avanzó la tercera etapa de Los Helechos, de Durán.

Al llegar al lugar y corroborar que el muerto era el padre de sus hijos de 13 y 10 años, trató de cruzar la cinta amarilla y acercarse al cadáver. Sus familiares y amigos contuvieron su acción, mientras le brindaban aliento. “¡Mi esposo, mi esposo!, ¿qué les digo a mis hijos?”, expresaba, mientras los agentes de Criminalística recaban indicios en el carro Chevrolet de color plomo, donde aún permanecía el cuerpo de su ‘amado’.

¿Quieres acceder a todo el contenido de calidad sin límites? ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!