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Ileana lleva 16 años en el oficio. Maneja las redes sociales del negocio con su esposo.Álex Lima / EXTRA

¡En el suburbio oeste de Guayaquil, los cochecitos 'resucitan' y ruedan!

Tres familias de la populosa zona reparan artículos de bebés. Sus parientes también 'chanean' andadores y corrales.

Los hay de todo precio, tamaño y color. Algunos hasta son personalizados. Los coches, andadores y corrales para bebés, de las calles Letamendi y la 38, en el suroeste de Guayaquil, tienen 35 años de historia. Este ‘camello’ es el sustento de tres familias que, en cada fabricación, continúan con su legado.

Los artículos son los protagonistas en esa zona, alejada 5 kilómetros de la competencia: las importadoras de la Bahía. Además de la distancia, otra diferencia es que estos artesanos hacen ‘magia’. Reparan y dejan ‘papelito’ unidades dañadas que botan de las casas o que les llevan a vender recicladores.

“Les hacemos un ABC completo”, dice Antonio Burgos, mientras ajusta la tuerca de la rueda de un cochecito. Él, junto con su esposa Julia Brito, conforman uno de los hogares dedicados a esta actividad.

La primera en el negocio fue María Luz Brito, hermana de Julia, quien falleció hace cuatro años, pero dejó su huella en este emprendimiento. Ella, al quedar desempleada hace 35 años de una fábrica que vendía estos artefactos, en una ocasión le reparó uno a la vecina. Luego empezaron a caerle ‘cachuelos’, hasta que inevitablemente se fue por esa línea.

Además de su ñaña Julia le siguen los pasos su hijo Cruz López y su nuera Ileana Chapin. La mujer ha modernizado la ‘chamba’ de su suegra mediante la utilización de las redes sociales. Promociona en esas plataformas digitales las creaciones que hace con su esposo y hasta ofrecen entregas a domicilio.

BIEN 'TUNEADOS'

El éxito no es solo la restauración, sino que ‘tunean’ los artículos dañados y los refuerzan con materiales ‘pepas’ para que no sean blandengues.

Antonio y Julia también forman parte de esta tradición familiar, en el suroeste de la urbe.Álex Lima / EXTRA

“Nos han pedido coches para niños con discapacidad y les tuvimos que ampliar ciertas áreas o remodelarles partes. Muchas veces nos traen para arreglar productos chinos que tienen tubos finitos que se quiebran. Aquí les ponemos unos más grandes y resistentes”, cuenta Ileana.

El sonido de la máquina de coser de Ileana, elaborando los techos de tela de andadores o el revestimiento de los corrales, se mezcla con el ruido metálico de tuercas ajustándose en las llantas. Sinfonía de taller.

Julia también cose en las mañanas y tardes, mientras su esposo Antonio se encarga de apretar tornillos de las estructuras o darles una ‘manito’ de pintura para dejarlos relucientes.

Tuvieron un puesto en la calle Pedro Moncayo, pero decidieron montar su taller en casa y no gastar en alquiler. En la ‘caleta’ les va mejor y han hecho perdurar sus raíces laborales.

DISEÑOS PARA TODO GUSTO

Las manos de los artesanos también se inspiran cuando se debe cumplir con un requerimiento específico. Por ejemplo, han elaborado los cobertores de coches con los colores y escudos de Barcelona y Emelec.

En estos diseños también predominan los personajes infantiles de moda.

Cruz López cose los pedazos de tela que van adheridos a los coches o corrales de niños.Álex Lima / EXTRA

Además, hay ocasiones en que se imponen ilustraciones educativas, de contenidos como el abecedario, números o colores.

“Es importante que desde chicos los niños tengan una estimulación aprendiendo cosas que luego les van a servir”, reflexiona Ileana, madre de cuatro hijos.